Come, verga

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Había algo que a Mikaela y Yūichirō les encantaba, y eso era, hablar por teléfono con su contrario. En general, pasar tiempo juntos, conversar, divertirse el uno al lado del otro, y es por ello que jamás se cansarían de su hermosa amistad y su hermosa relación de tantos años.

—Mika, Mika —llamó el azabache.

—¿Si, Yuu-chan?

—¿Cuánto tiempo llevamos hablando?

El rubio alejó su teléfono de su oído para prenderlo, dándose cuenta de que llevaban bastante tiempo hablando, un nuevo récord para ellos habían desarrollado incluso.

—Siete horas.

Yuu que se encontraba bebiendo jugo de mango, casi se ahoga con el mismo líquido, empezó a toser posteriormente, la verdad es que lo había sentido demasiado corto.

—¡¿En serio?!

Mikaela rió ante la reacción de su mejor amigo, a decir verdad se sentía bastante feliz de poder hablar con el azabache, pues hace meses que no podían verse por la estúpida cuarentena.

—Sí, Yuu-chan. Pero, al menos es domingo.

—Mis padres me han visto raro desde hace rato cuando salía de mi cuarto —expresó riendo—. Ya entiendo por qué.

Mika rió por ello, negando con la cabeza a pesar de que su mejor amigo no lo veía. Iba a comentar algo al respecto, sin embargo, su estómago empezó a rugir.

—Mika, creo que tienes hambre —rió.

—Es que no he comido nada desde que desperté.

Yuu lanzó un gruñido ante lo que su mejor amigo mencionó, ahora entendía por qué no escuchaba mucho ruido desde que habían comenzado su llamada. Conociéndolo, seguramente se abstuvo de cualquier actividad solo para conversar. Le hacía sentir halagado, sin embargo odiaba que Mika se descuidara tanto.

—Mikaela, come verga.

Un momento de silencio corto se presentó. El lenguaje de Yuu siempre fue soez, sin embargo, aquello sonó bastante mal.

—Es decir, come, no verga, solo come —farfulló—. Digo, si quieres comer verga por mí no hay problema, pero no me refería a eso —explicó—. ¡Solo come!

Mika empezó a reír fuertemente, dejando a un Yuu avergonzado por su comentario. No le daba vergüenza si hablaba de ese tipo de cosas con Kimizuki, incluso Shinoa o Mitsuba, pero con el rubio era diferente.

—¿Me dejas comerme tu verga?

—¡Mikaela Tepes! —farfulló, no le importaba tener una cajita de jugo medio llena en su mano, la lanzó y luego corrió a su cama totalmente apenado por eso—. Eres un idiota.

—Tú fuiste quien me dijo que no había problema, Yuu-chan.

—Pero no me refería a que lo hicieras literal, solo... ¡Agh, solo ve a comer!

—¿Tu verga?

Yuu, rojo por la vergüenza, decidió entonces, intentar avergonzar a Mikaela igual que él lo hacía.

—Está bien, cómeme la verga.

El silencio reinó entre ambos. El bochorno en Yuu, lejos de desaparecer, se intensificó. Odiaba que su mejor amigo pudiera jugar así sin vergüenza, sin inmutarse, pero su comentario pareció surtir efecto, ya que Mika carraspeó ante ello, y no le había agradado.

—Cuando acabe la cuarentena, me voy a comer tu verga, Yuu.

—Cállate imbécil, solo estaba bromeando.

—Pero yo no.

El azabache daba vueltas por su cama, nunca se había sentido tan tímido por algo que hubiera dicho, y siempre había sido un desvergonzado.

—¿Estás coqueteando conmigo de forma caliente? —se animó a preguntar, quedito, casi como deseando que el chico del otro lado de la línea, no escuchara su cuestión. Deseando que estuviese bromeando, y a la vez no.

—Desde hace unos ocho años, Yuu-chan.

—¡Ah! —ante la información dada, el azabache se cayó de su cama, y se llenó de su jugo de mango pues su cuerpo aterrizó encima de su cajita. Shinya iba a matarlo.

—Iré a comer, y no verga, Yuu-chan. Tómate tu tiempo —rió nervioso. Jamás pensó que se declararía de una manera tan boba.

—¡Mika!

El mismo había colgado, y Yuu se quedó tirado en el suelo procesando la información. Odiaba la cuarentena, si no fuese por esta, ya estaría corriendo a casa de su mejor amigo a hablar de lo sucedido.

Por lo menos sus sentimientos eran mutuos. Y sus ganas de comer verga también.



Akí un intento de comedia xD pa' no sufrir tanto la espera de los spoilers xDD akdk espero que les haya gustado, no tiene mucho sentido pero espero que les haga reír un poco unu

Nuestra historia de dosWhere stories live. Discover now