Ya me enteré

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Suspiró. Extrañaba tocar su tersa piel, extrañaba besar sus labios, y extrañaba rodear su frágil cuerpo.

Sí, quizás no tenía una casa enorme y lujosa, quizás no tenía el mejor trabajo de todos, pero... Le daba amor incondicional, lo apoyaba, y lo amaba más que nadie.

Se preguntó lo que sería de su vida en ese momento.

~

No podía mentir, sí dolía, pero no como lo esperaba.

El azabache no tenía una sonrisa en su rostro, sus ojos no destellaban alegría, y sus mejillas no estaban encendidas.

Aún así, cuando vio que estaba con alguien más, su corazón se quebró aún más de lo que Yuu lo había destruído. Y no porque le haya dejado, sino porque tenía agarrado su brazo con fuerza, sabía que no lo trataba bien.

Ya me enteré, que hay alguien nuevo acariciando tu piel, algún idiota al que quieres convencer que tú y yo somos pasado.

~

—Pero si yo...

—¡Cállate! ¿Por qué le hacías eso a Yuu-san?

—Shinoa, no hay persona que haya tratado mejor que a Yuu.

El rubio decidió no seguir con esa estúpida charla, y se retiró. ¿En serio Yuu decía cosas malas de él?

Ya me enteré que soy el malo y todo el mundo te cree, que estás mejor desde que ya no me ves, más feliz con otro al lado.

~

—Mika...

El rubio le regaló una sonrisa al azabache. Aún si ya no eran nada, Mika no deseaba ser grosero con su ex, por muchas cosas que Yuu hubiese hecho.

—Buenas tardes —saludó.

Ambos se habían encontrado en el mercado, aunque realmente, Yuu fue por inercia -según él-. Todos los domingos, Mika iba a abasteserce a aquel lugar.

—Buenas tardes.

El azabache para no ser muy obvio, comenzó a analizar fruras y verduras.

—Tú no eres de hacer estas cosas —rió levemente el rubio.

—Uh, supongo que no.

Hubo un largo momento de silencio, hasta que el rubio terminó sus compras.

—¿Yuu, quieres ir por allí a caminar un momento?

El azabache apartó la mirada, sin embargo, asintió.

El silencio era más incómodo para Yuu que para el rubio, quien cargaba un par de bolsas de comida. Yuu se ofreció a socorrerlo un poco, pero Mika se negó.

—Y... ¿Cómo te va con tu novio?

El azabache suspiró.

—Bien.

Mika hizo una apenas imperceptible sonrisa.

—¿Lo amas?

—Si no lo hiciera no estaría con él.

—Ah, ¿seguro? —Mika levantó una ceja, dudoso. No le creía ni una palabra al azabache, y este odiaba que le conociera tan bien.

—Sí, seguro. Lo amo.

¿A quién piensas que vas a engañar? Sabes bien que eres mi otra mitad.

—No te creo.

Nuestra historia de dosWhere stories live. Discover now