4.- Reto

3.3K 411 91
                                    

En lo único que podía pensar Yuu, era en que lo único que deseaba en la vida, era que, jugando verdad o reto, por el amor, la piedad y la gracia de Dios, no le tocara ser apuntado por la boquilla de la botella en el suelo girando para apuntar a la primer víctima de Shinoa.

Sabía muy bien de las ideas retorcidas de su amiga, y le daba mucho miedo que esta dejara al descubierto su profundo enamoramiento por Mikaela o le pusiese un reto comprometedor.

La botella giraba, giraba, giraba, haciendo sentir muy nervioso a Yuu cuando la velocidad comenzó a descender y no se movía a otra dirección que no fuese su pobre persona.

—¡Sí! —rió con voz de victoria la chica, alzando los brazos mientras miraba con malicia al pobre joven de cabellos color carbón.

—¡Estúpida mala suerte que tengo!—se quejó el azabache, pensando seriamente en si debía de rendirse o no.

Se preguntó si era buena idea escoger verdad, más le daba mucha ansiedad, mientras que en reto incluso si fuese pesado, no tendría que admitir ninguna clase de gusto por su mejor amigo.

La chica pelipúrpura, por su parte, ensanchó una sonrisa, viendo pícara al rubio, y luego al azabache, asustando a ambos chicos que se miraron con cierta resignación.

Incluso Kimizuki, Yoichi y Mitsuba miraron con lástima al par de chicos que tendrían que atenerse a la increíble y maliciosa idea de Shinoa en distraerse con ese ridículo juego aprovechando que los padres del rubio ese día no se encontraban en casa.

No era sospechoso en absoluto que Shinoa hubiese planeado todo lo que a continuación estuviera por suceder.

La chica se levantó del suelo de la sala donde jugaban y le pidió a Mikaela que la siguiera por un momento.

No entendía en qué momento aceptó a los amigos de Yuu en su casa para jugar esta clase de cosas que ni siquiera le llamaban la atención.

Incluso había pensado en echar de su casa a la fémina. No tenía problema con los demás chicos, pero esta niña era demasiado problemática para su gusto, aunque admitía que no era mala persona, solo era demasiado pícara, traviesa, y enérgica para su gusto.

Una vez en la cocina, con inocencia, Shinoa echó hacia atrás sus manos levantando sus pestañas en un gesto de ser una chica buena, aunque para Mika no era demasiado difícil imaginar un par de cuernos rojos sobresalir de la cabeza de su contraria.

—Mi reto consiste en que tú y Yuu-san deben de pasar un rato encerrados en el baño, ah, pero deben de al menos darse cincuenta besos en donde quieran excepto en el rostro; del rostro solo pueden besarse los labios, les dejo a su criterio si quieren darse más, o dejarlo hasta allí —murmuró eso último con una pequeña risa malvada, mirando a Mikaela con ojos traviesos.

El rubio iba a protestar, pero ciertamente esa idea le había agradado, así que solo giró los ojos, acariciando con su diestra la parte trasera de su nuca queriendo aparentar normalidad e incluso aparentar que le parecía un reto cualquiera cuando en realidad se moría de nervios, y de ganas.

—Retos son retos, supongo —renegó el rubio.

Shinoa quiso reírse de lo mal que disimulaba esta persona, pero no quería tentar a la muerte, así que solo asintió con la cabeza regresando a la mitad de la sala.

—¡Yuu-san!—llamó la chica, para proseguir a explicarle a su mejor amigo en lo que consistía el reto esperando ver más de la expresión sonrojada y de total vergüenza que había dibujado Yuu en su rostro.

Esto era tan divertido.

Shinoa se dirigió otra vez a la sala mientras que un avergonzado y tembloroso Yuu caminaba en dirección a Mikaela para entrar al baño de la sala tomando la mano de este.

Nuestra historia de dosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora