Heridas de Amor... {WangXian}

XVI

—¡Jingyi, reacciona cachorro! ¡Por favor, despierta! —Pedía Wuxian llorando y desesperado, moviendo ligeramente el cuerpo inmóvil de su hijo tirado en medio de la calle.

—¡NO LO MUEVAS! —Le gritó Wangji al ver a su omega queriendo mover al niño. —¡PUEDE SER PELIGROSO MOVERLO!

El omega entendió el punto del alfa y cesó sus intentos de mover a Jingyi, optando por acariciar su rostro y seguir llorando, pidiéndole al pequeño que abriera los ojos. —¡LLAMA A UNA AMBULANCIA, LAN ZHAN! —Gritó Wuxian. La desesperación por ver a su hijo en semejante estado lo tenía al borde de la histeria.

—Ya la he llamado. También llamé a Wen Qing para hacerle saber que vamos para el hospital con Jingyi. —Lan Zhan se acercó hasta donde estaba el omega tirado con el niño frente a ellos. El alfa se sentía impotente al no poder hacer nada por su hijo, pero él sabía que era preferible no moverlo, ya que podían agravar más sus heridas y ser perjudicial.

Los minutos que la ambulancia se tardó en llegar fueron los más tortuosos para la pareja. Ambos sentían que la ayuda médica tardó siglos en aparecer, tan desesperados como estaban por su hijo que el tiempo corría demasiado lento para ambos. Una vez llegaron los paramédicos, estabilizaron al cachorro y lo subieron rápidamente a la ambulancia. El niño no lucía nada bien y tenían que llevarlo cuanto antes al hospital para que lo salvaran.

—Ve con él en la ambulancia, A-Xian. Yo los seguiré en el auto. —Wangji tomó de las mejillas a su omega y lo obligó a verlo a los ojos. Ambos lloraban por su hijo, pero el alfa sabía que tenían que ser fuertes. —Nuestro cachorro estará bien, amor. —Le dio un beso fugaz en los labios y luego lo soltó. —Iré justo detrás de ustedes. Todo estará bien, ya verás. —Y con esas últimas palabras corrió hacia su auto.

La sirena de la ambulancia resonaba por las calles de Yiling. Dentro de esta, los paramédicos iban haciendo todo lo que podían por mantener estable al niño. Wuxian sostenía una de las manos del menor, apretándola y llorando desconsoladamente al ver el estado en el que había quedado Jingyi. El omega podía ver que Wangji iba detrás de la ambulancia y eso de alguna manera lo reconfortaba.

Wen Qing ya estaba fuera del hospital esperando que la ambulancia llegara con su sobrino. La joven doctora tenía miedo de lo que sea que fuera a ver al llegar la ambulancia, ya que según la escasa información que el Lan le había dado era que Jingyi había sido atropellado por un auto que iba a toda velocidad. Ella ya sabía que muchas veces ese tipo de accidentes son devastadores para las víctimas y que muchas veces estas no sobrevivían debido a todos los golpes tanto internos como externos que sufrían.

Cuando la ambulancia al fin llegó a la entrada de urgencias del hospital de Yiling, los paramédicos sacaron rápidamente la camilla en la que iba Jingyi aún inconsciente y cada vez más y más pálido. Wen Qing y otros doctores junto a unos enfermeros entraron en acción rápidamente. —¿Cuál es el estado del niño? —Preguntó la doctora Wen.

—Presenta múltiples fracturas en su brazo derecho, pierna izquierda, un par de costillas y parte de la cadera donde fue impactado por el vehículo. Tiene una contusión cerebral y hemorragias internas que aún no pudimos identificar, además de todas las heridas superficiales provocadas por el impacto en el pavimento. Ha estado inconsciente desde el impacto y no ha reaccionado en ningún momento. Su respiración es dificultosa, por lo que creemos que quizás uno de los pulmones ha sido perforado por las costillas rotas. —Informó uno de los paramédicos.

—¡Mierda! —Fue lo que dijo Wen Qing después de escuchar el estado grave en el que su sobrino venía. —¡Hay que llevarlo inmediatamente a hacerle un escáner para localizar todas las posibles fracturas y hemorragias internas! ¡Necesito que examinen el tipo de sangre del menor cuanto antes y tengan lista toda la sangre que puedan para operarlo! —Daba indicaciones a todos los que estaban ayudándola a salvar a su sobrino.