XXII

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Dos semanas habían pasado ya desde que la pareja recibió la feliz noticia de que serían padres por segunda vez. Dos semanas de estar escondiendo a puras penas ese secreto, ya que ellos querían decirles a sus familias, y especialmente a Jingyi, hasta que este fuera dado de alta del hospital.

El cachorro estaba casi listo para ser dado de alta. Sus heridas, tanto internas como externas, habían casi sanado por completo gracias a su condición de alfa y su rápida curación. El pequeño había sido el mejor paciente del mundo, obedeciendo a todas las indicaciones que su tía Qing le daba. El pequeño estaba incluso mejor que antes del accidente, lucía un aspecto por demás saludable, sus mejillas sonrosadas y su carita feliz.

Nadie le había dicho nada a Jingyi después de todo lo que le dijo a Xichen, ya que todos pensaban que ese arrogante alfa se merecía lo que el cachorro le había dicho. Al inicio, tanto los Jiang como Qiren, se habían mostrado sorprendidos por la valentía del pequeño alfa, pero luego sintieron un orgullo recorrerles las venas.

Cuando Jingyi conoció a sus tíos y a sus abuelos, el pequeño estaba que saltaba de felicidad ya que su familia se haría más grande. Todos quedaron enamorados y encantados con el niño, con su forma dulce de ser, con sus ocurrencias, con su alegría y su carácter tan valiente pero juguetón a la vez. Los tenía a todos comiendo de su palma. Jingyi estaba siendo un cachorro verdaderamente consentido.

En esas dos semanas, tanto Wangji como Wuxian habían podido respirar tranquilos y descansar de la presencia de Lan Huan. El Jade mayor no había vuelto a aparecerse desde que su propio hijo lo había corrido. Quizás al fin Xichen había comprendido que no era una persona bienvenida en Yiling o en las vidas de ellos.

Wuxian se puso en tratamiento inmediatamente el día siguiente de que confirmara su segundo embarazo. Su anemia fue tratada y erradicada, y en general, tanto él como el bebé se encontraban en perfectas condiciones. Lan Zhan se había vuelto incluso más sobre protector con su omega. Lo mimaba y lo cuidaba demasiado, y esto a Wei Ying le encantaba. El alfa no había regresado a Gusu todo ese tiempo, queriendo quedarse para cuidar él mismo a su omega y su hijo. Su tío, Lan Qiren, estaba más que de acuerdo con esa decisión, y él se ofreció a dirigir las empresas y negocios el tiempo que fuera necesario para que su sobrino se quedara en Yiling con su familia. Wangji y Wuxian estaban muy agradecidos con Qiren por ese gesto.

Por fin ambos sentían que las cosas estaban calmándose y volviendo a la normalidad, se sentían en paz y felices. Nada podía salir mal, ¿verdad?

Lan Xichen había pasado las peores semanas de su vida

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Lan Xichen había pasado las peores semanas de su vida. Se había estado revolcando en su humillación sin parar, reviviendo una y otra vez las palabras dichas por aquel molesto niño. Si tenía que ser totalmente honesto, Xichen no sentía nada por ese niño que era su hijo. No sentía ninguna conexión con el cachorro, ninguna "llamada de sangre", ni tan siquiera una pequeña pizca de cariño, nada. Quizás era porque nunca lo conoció y nunca formaron su lazo padre-hijo desde que nació, un lazo que en su lugar, había formado con Lan Zhan.

Heridas de Amor... {WangXian}Where stories live. Discover now