XXVIII

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Al día siguiente, Wei Wuxian no descansó hasta que convenció a Wen Qing que lo llevara a ver a su alfa, incluso aunque no hubiese despertado aún. El omega necesitaba con toda su alma verlo, lo necesitaba casi tanto como respirar. A la alfa Wen no le quedó más remedio que llevar ella misma a su primo hasta la sala de cuidados intensivos donde el Lan descansaba. Wei Ying se sentía muchísimo mejor que el día anterior, eso debido en gran parte a que pasó toda la noche durmiendo con su cachorro en la misma cama. Jingyi le había transmitido las fuerzas que había perdido, era por eso que insistió tanto en ir a ver a su Lan Zhan.

Cuando ingresó a la habitación de cuidados intensivos donde Lan Wangji descansaba y Wuxian pudo verlo, el omega sintió una sensación cálida recorrer su cuerpo. Incluso aunque el alfa seguía dormido debido a los efectos de la anestesia, este lucía tranquilo y en paz. Los ojos del omega se llenaron de lágrimas de felicidad al ver que su pareja estaba bien, que respiraba, que estaba vivo.

—Volveré por ti más tarde, A-Xian. Si llegara a despertar mientras estás con él, llama a cualquiera que esté cerca ¿si? —Pidió la doctora. Wuxian asintió sin apartar sus ojos de Wangji. —Puedes levantarte de la silla de ruedas, pero hazlo con cuidado. Regreso luego. —Y la mujer salió, dejando a la pareja sola.

Wuxian con sumo cuidado se levantó de la silla de ruedas donde Wen Qing había insistido en traerlo porque aún era demasiado arriesgado que hiciera el esfuerzo de caminar, y a pasos lentos se acercó a la orilla de la cama donde Lan Zhan dormía. El omega tomó una de las manos del alfa entre las suyas, sintiendo la calidez que esta tenía y la llevó a sus labios para depositar un suave beso en el dorso de esta. 

—Mi Lan Zhan... —Llamaba con cariño el omega. —Tuve tanto miedo cuando supe que estabas herido, pero agradezco a los cielos que estás bien, que estás vivo. Despierta pronto, cariño, tengo noticias que darte que sé que te harán feliz. —El omega acariciaba los cabellos del contrario mientras hablaba en un tono bajo.

Wangji, aún en su estado de inconsciencia, podía escuchar claramente a su omega, podía sentir sus caricias, su dulce olor a duraznos que estaba transmitiéndole tanta calma a su lastimada alma. El alfa quería abrir sus ojos y ver a ese omega que amaba tanto, ver su sonrisa, sus preciosos ojos. Luchó por varios minutos hasta que al fin pudo despertar y ver frente a él a su alma gemela, al dueño de su vida y de su corazón.

—W-Wei... Ying... —Pronunció en un susurro apenas audible para el omega.

—¡Lan Zhan! ¡Has despertado! —Pronunció con sorpresa el omega al ver a su pareja ya despierto. —¡Voy a llamar a alguien para que venga a revisarte!

—No... no llames a nadie... —Dijo el alfa con voz ronca por falta de uso y sintiendo un poco de dolor en su garganta. —No quiero... que te vayas... aún...

—Pero necesitan revisarte, Lan Zhan. —Explicó el omega con calma.

—Pueden... hacerlo luego... ahora solo necesito... a Wei Ying conmigo... —Sus palabras sonaban un poco inestables y cansadas, debido a que aún se sentía mareado por la anestesia y su cuerpo dolía.

—Tonto, tonto, Lan Zhan. Yo siempre estaré contigo. —Dijo el omega con lágrimas en sus ojos y abrazando a su pareja con cuidado de no lastimar sus heridas. 

—¿Jingyi... está bien? —Preguntó Wangji devolviendo el abrazo y con un tono de preocupación al recordar a su hijo.

—Él está bien, solo asustado por lo que pasó, pero con terapia se recuperará pronto. Lo salvaste, cariño. Salvaste a nuestro hijo. Cumpliste tu promesa. —Wuxian dedicó una dulce sonrisa al alfa.

—No podía... dejar que lo alejaran... de nosotros... 

—Shhhh, no te esfuerces en hablar, cariño. Llamaré a Wen Qing y le diré que ya despertaste. Necesito que dejes que te revisen, por favor. Te prometo que no me iré de aquí, pero necesitamos saber que estás bien. —Convenció al alfa y volvió a su silla de ruedas para ir en busca de la alfa Wen.

Heridas de Amor... {WangXian}Where stories live. Discover now