XXIII

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Wei Wuxian no se sentía para nada bien. Desde que habían dejado el hospital con su alfa, un extraño presentimiento se había instalado en su pecho, y este no había desaparecido ni un instante. Ahora que estaba en su casa, recogiendo ropa para Jingyi, el presentimiento solo se había acrecentado, haciendo que casi entrara en desesperación por salir de ahí y dirigirse al hospital.

—Lan Zhan... —El omega se acercó al alfa tocándose justo encima de su corazón, y con una cara de aflicción que no pasó desapercibida para el Lan. —Volvamos al hospital, por favor. —Pidió con voz un poco temblorosa.

—¿Pasa algo? ¿Estás bien? —La preocupación que Wei Ying mostraba disparó varias alertas en el alfa.

—No... no lo sé... solo tengo un extraño presentimiento por Jingyi. Seguramente no es nada. —Wuxian trató de disminuir la preocupación que sentía, pero Wangji lo conocía demasiado bien.

—¿Quieres regresar a ver si Jingyi está bien? —Preguntó comprensivo el alfa.

—Sí. Tal vez no sea nada, pero algo me dice que debemos ir al hospital cuanto antes, Lan Zhan.

—Está bien. Vamos. —Y ambos salieron de la casa, solamente llevando la ropa que su hijo usaría al día siguiente.

En todo el camino, el presentimiento de Wuxian no lo abandonó y sintió que se desesperaba, el camino se le hacía eterno para ver a su cachorro y asegurarse que estaba bien. Lan Wangji observaba de reojo a su pareja, sabiendo que este necesitaba ver al niño, así que aceleró lo más que pudo para que llegaran cuanto antes al hospital. A decir verdad, Wangji también sentía una ligera molestia, una preocupación por el bienestar de su hijo, pero no se lo quiso mencionar al omega ya que este tenía suficiente con la notable preocupación que sentía.

Una vez llegaron y estacionaron el auto, Wuxian casi se tiró de este, sintiendo la urgente necesidad de correr hasta el cuarto del pequeño y ver que estaba bien. Lan Zhan lo siguió muy de cerca, comenzando a sentir la misma extraña desesperación.

Subieron al piso donde Jingyi se encontraba a pasos veloces, y cuando llegaron a la puerta de la habitación un escalofrío los recorrió a ambos de pies a cabeza, ya que esta se encontraba abierta. Ambos entraron y no vieron a nadie dentro. La cama en la que el niño había estado estaba vacía y con las sábanas revueltas. Ambos pasearon sus vistas por el vacío espacio, no queriendo entrar en pánico, pero esto se fue al carajo cuando Wuxian posó su vista cerca del sofá y vio a su hermano tirado, inconsciente y con un pequeño charco de sangre alrededor de su cabeza.

—¡A-Cheng! —Ese grito de miedo hizo que Lan Zhan casi saltara en su sitio. Volteó a ver a Wuxian para verlo en un estado como de shock y con su vista pegada en el inconsciente Wanyin.

Lan Zhan rápidamente se acercó al cuerpo de Jiang Cheng y comprobó que este aún respiraba. Wuxian estaba pálido y lágrimas silenciosas ya caían de sus ojos ante la escena. Ninguno de los dos entendía qué estaba pasando, pero lo que sí sabían era que el Jiang necesitaba atención médica urgente.

Wangji se apresuró a salir de la habitación y dio gracias al cielo cuando divisó a Wen Qing. —¡A-Qing! ¡Ven rápido! —Gritó el alfa y la doctora corrió hasta él.

—¿¡Qué demonios sucedió aquí!? —Preguntó desconcertada la alfa una vez vio el cuerpo del omega en el suelo y se apresuró a revisarlo.

—No lo sabemos. Acabamos de llegar y encontramos a Jiang Cheng ya en el suelo. —Habló Lan Zhan.

—¡Traigan una camilla! —Gritó la doctora desde el cuarto y rápidamente fue escuchada. Levantaron con mucho cuidado a Jiang Cheng del suelo y lo depositaron en la camilla.

Heridas de Amor... {WangXian}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora