Capítulo 27

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Querido diario:

Cuando llegué a casa después de trabajar, encontré a mi padre en la puerta. Quise evadirlo pero básicamente me dijo que si no me detenía a hablar, mamá lo lamentaría.

Y sé que lo haría, así que me detuve a escucharlo.

Él engañó a mi madre varias veces, la golpeó algunas otras y nos insultó a mi hermana y a mí otras incontables más. El decía que era lo mejor para nosotros, que así tendríamos disciplina, pero nosotros nunca fuimos malos hijos, al menos no en ese momento. Pero él prefería decir eso a admitir que era un maltratador.

Así que sí, me duele verlo y me enoja tener que dirigirle la palabra, pero debo hacerlo. Así que lo escuché.

Me contó la razón del porqué está aquí, dice que la mujer con la que estaba lo echó y admito que me alivia saber que esa mujer se deshizo de él a tiempo y no le pasó lo que le pasó a mamá, o eso espero, no lo habrá echado por nada.

Ahora básicamente necesita dinero y como se enteró por parte de mamá que tengo trabajo, creyó que era una buena idea pedirme prestado a mí.

Le dije que no le daría nada, pero cuando se puso agresivo le tuve que decir que aún no he cobrado y que le avisaría cuando lo haga.

Fue estúpido lo sé, pero al final del día soy un joven de diecisiete años que le teme a su padre, porque si la justicia no quiere hacer nada por nosotros yo tampoco puedo, solo me queda agachar la cabeza y proteger a mi madre de este imbécil.

Diario de un chico solitarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora