Capítulo 31

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Querido diario:

Emma me detuvo en los pasillos de la escuela, se veía nerviosa y me sonreía de manera extraña. No fue hasta que le pregunté qué necesitaba que me dijo que la profesora de ciencias le sugirió que podría ayudarme para mejorar en la materia.

Maldije en ese momento y lo volvería a hacer ahora, no quería que me ayudaran y mucho menos Emma. Tengo la sensación de que ella no quiere hacerlo y la idea de pasar tiempo estudiando con ella me da dolor de cabeza.

No es que me caiga mal, porque ahora supongo que nos llevamos bien aunque ella a veces tenga esos momentos en los que parece no querer hablarme, me cae bien pero suele ser muy rara a mi alrededor y eso me molesta.

Debo preguntarle directamente que le pasa conmigo.

Diario de un chico solitarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora