Capítulo 34

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Querido diario:

Mi hermana en su adolescencia fue muy amante de los libros, recuerdo que una vez me atreví a leer uno sin que ella se diera cuenta, yo tenía unos trece años  y la curiosidad me había ganado.

En alguna parte del libro los protagonistas hacían un trabajo juntos todas las semanas  y por alguna razón comenzaban a sentir cosas el uno por el otro. Recuerdo que cuando era niño me reía por ese hecho... Pero ahora no puedo reírme, es que algo parecido pasó hoy.

Emma acaba de salir de la biblioteca y debo confesar que me siento algo nervioso. Se preguntarán por qué.

Al principio ella se había sentado del otro lado de la mesa, pero cuando debía señalar algo del libro era incómodo para ella. Así que tuvo que sentarse a mi lado, lo cual no tiene nada de malo.

Lo que no me gustó fue cuando al señalar algo en mi hoja, su mano sin querer tocó la mía, aún siento esa sensación como si algo se sacudiera en mi estómago. Mi mirada se dirigió rápidamente a la de ella y pude notar como tragaba saliva, eso también causó algo en mí. Rápidamente ella siguió hablando sobre el trabajo y me obligué a hacer lo mismo, dejando de lado lo sucedido.

No estoy suponiendo que Emma Page me gusta, solo que hace mucho tiempo no tenía esa cercanía con alguna chica. Y no quiero que me guste. Es decir, Emma es bonita pero prefiero no verla de esa manera. Además de que seguramente ella sienta cosas por alguien más, ni siquiera sé si tiene novio.

Aunque no me importa, no estoy dispuesto a dejarme ir más allá.

Diario de un chico solitarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora