•°25 Pétalo°•

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Después del cumpleaños de Shen Jiu, las semanas pasaron prácticamente volando, y cuando menos se dio cuenta Shen Qingqiu ya estaba arreglando sus maletas para volver a asistir al internado.

Las vacaciones habían pasado demasiado rápido, pero habían sido divertidad. Incluso todos se volvieron a reunir para pasar una semana en Yummeng. Shen Jiu disfrutó mucho la sopa de loto y los dulces característicos de la zona.

Shen Huan salió a despedir a su hijo junto a Shen Jiu. Este año fue un poco agitado, algunas cosas cambiaron pero nada pasó a peores. Shen Huan esperaba que su hijo siguiera su consejo e intentara acercarse más a los Wen.

Después de todo proteger el futuro de la empresa dependería de él, pero aún estaba reacio a decirle sobre el trato de tenía con Wen RuoHan. Shen Qingqiu aún debía madurar para poder entender ciertas cosas.

"Hermano, ¿llevas todo?" Shen Jiu se acercó al auto en el que estaban terminando de meter las maletas.

Era muy temprano y aún tenía que viajar por dos horas y media.

"Tengo todo listo, no te preocupes." Shen Qingqiu rodeó el cuello de su hermano para abrazarlo y susurró en su oído. "Si sucede algo, avísame." Luego regresó a tono normal de voz. "Tú también debes prepararte, entrarás a estudiar la próxima semana."

"Ya lo sé." Respondió Shen Jiu. Esto fue tanto para lo que dijo ahora como anteriormente.

Tras unos minutos, Shen se despidió de su padre y su hermano. "Recuerda terminar de leer los libros que te dejé." Dijo a Shen Jiu, se subió al auto y miró por la ventana como las calles vacías.

Decidió darse un respiro y descansar. Aunque estaba cansado, también estaba feliz. Por fin volvería a estar con Luo Binghe.

El internado lo malcrió demasiado, se acostumbró a la presencia del chico a cualquier hora del día, tanto que en las vacaciones no paraban de hacer videollamadas en las que pasaban horas conversando.

Ahora que iba a regresar se sentía cada vez más feliz. Luo Binghe se ha convertido en un refugio para sobrellevar las angustias de su corazón, y no puede evitar sentirse afortunado.

Se quedó dormido mientras pensaba en eso y el señor Zhen miró por el retrovisor en algunas ocasiones. Sentía cierta lástima por su joven maestro.

A veces pensaba que el señor Shen no quería a sus hijos. Desde hace tantos años hizo de Shen Qingqiu se esforzara tanto hasta el punto de perder su propia infancia, de no saber cómo hacer amigos. Ahora que los tenía, Shen Huan no lo consideraba correcto; él sinceramente no entendía. Pero era un simple chofer, no tenía opinión sobre los temas que pasen dentro de la familia, solo desea que este años las cosas mejoren.

Tras dos horas y algunos minutos de viaje por fin habían llegado, lo bueno del internado es que se encontraba casi a la salida de la ciudad debido a su gran infraestructura. Cuando el auto se detuvo, el señor Zhen llamó a Shen Qingqiu para despertarlo.

El chico intentó bajarse aún medio adormilado y el señor Zhen se bajó lo más rápido que pudo para ayudarlo y evitar que su joven maestro termine tirado en el suelo.

Es domingo en la mañana y los autos ya están comenzando a llegar; este día era esencial pues los alumnos debían hacer fila, esperar sus turnos para conseguir su reloj y la llave de su nueva habitación. Era mayormente un día de relajo si llegabas temprano, pero quien no se relajaba era Ling Wen.

Ella debía estar pendiente de todo una semana antes y los asintentes debían ayudarle a entregar a los alumnos las cosas que necesitaban. Aunque su trabajo mayormente era encargarse de los alumnos nuevos.

Los susurros de una flor [BingQiu]Where stories live. Discover now