•°Pétalo Extra: RanWan°•

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Chu Wanning estaba emocionado y asustado, no era un persona que se abriera tan fácil a la amistades por lo que siempre se sintió solo; ¡pero esta vez sería diferente!

Ahora está ingresando a la preparatoria, haría lo posible por cambiar su actitud y hacer amigos. Se giró para despedirse de su padre y caminó con tranquilidad hacia la entrada en medio de la multitud.

Intentó encontrar el aula que le tocaba y cuando al fin lo hizo, ingresó con normalidad. Algunos chicos lo vieron y otros no, él solo fue hasta su asiento y se quedó allí con una expresión neutra.

Aunque se dijo que cambiaría su imagen, seguía sin poder dar el primer paso en una conversación. Así pasó la primera mitad de mañana hasta que tocó el timbre del recreo. Wanning salió del aula y fue a la cafetería a comprar algo para comer, en el camino reconoció a algunos compañeros de su escuela pasada pero hizo caso omiso ya que nunca fueron amigos.

Al llegar a la cafetería se quedó congelado viendo la multitud de alumnos que se empujaban o gritaban por un pedido. La expresión de Wanning decayó, ¡no quería entrar allí! Era lo mismo de siempre, no tenía tanta fuerza por lo que sería empujado con facilidad.

El muchacho levantó la mirada con una expresión solemne e ingresó a la multitud, todo fue un enredo de brazos, piernas y voces que clamaban por algo para comer. Chu Wanning llegó al frente después de mucho esfuerzo.

"Señora..." jadeó. "Buenos días."

"Muchacho, ¿qué es lo que vas a llevar?" Preguntó una de las mujeres que atendía la cafetería.

Aunque lo llamaban así en realidad era un establecimiento pequeño, las aberturas rodeaban todo el lugar; no sería tan difícil comprar algo si todos los alumnos no se olvidaran de llevar su propia comida.

Chu Wanning señaló hacía los panecillos y juegos. "Quiero dos de esos y uno de... ¡dejen de empujar!" Se quejó.

La mujer tomó algunas cosas y se las entregó, el chico vio como recibía su dinero y observó las cosas que le entregó. ¡Ni siquiera le dejó especificar lo que quería beber!

Ya no importaba, recibió su vuelto y salió de la multitud; soltó un suspiro de alivio y arregló su uniforme. Todo está bien.

Volteó a ver a los chicos que seguían llegando, esto era una locura y las cosas solo podían empeorar cuando alguien lo empujó haciendo que sus cosas cayeran al suelo.

"¡¿Qué te pasa, idiota?! ¿Acaso no tienes ojos?" Reclamó un chico grande, tal vez unos cursos más que él.

Wanning lo ignoró, no fue su culpa; él fue a quien empujaron. El panecillo relleno ue había comprado fue aplastado por ese chico. "¿Qué te pasa, animal? ¿También eres sordo?"

Al levantar la mirada pudo ver que la camisa del otro chico estaba manchada con lo que estaba bebiendo, siguió pensando que eso no era su culpa.

Sin embargo ese chico no pensó lo mismo, jaló con brusquedad a Chu Wanning del brazo y lo agarró desde el cuello de su camisa. "¡Contesta cuando te hablo!"

"..." Él solo lo miró de forma despectiva.

Las personas que pasaban alrededor los miraban, murmuraban, o los ignoraban pero nadie hacía nada por ayudar. Era normal, ¿a quién le gustaría meterse en problemas con estos tipos por un desconocido?

"Oye, amigo. Déjalo en paz, no fue su culpa." Dijo un chico levantando el panecillo y la botella que se le habían caído a Wanning.

El otro bufó mirándolo. "¿Acaso tú pagarás por lo que hizo?"

Los susurros de una flor [BingQiu]Where stories live. Discover now