Capítulo 3

97 59 112
                                    

Al fin en suelo Español después de largas horas de viaje, se sentía un ambiente agradable, diferente a mi calurozo Brasil. El aeropuerto era lo típico, personas corriendo por todos lados, familias llorando de alegría por ver a sus parientes lejanos. Realmente toda una locura. A la salida se encontraba un chófer contratado por mis padrinos llevando un cartel con mi nombre y junto a él, un BMW color gris. Justo cuando había subido la última maleta me sentí observada era una sensación extraña. Recorrí toda la estancia con mi mirada hasta que dí con una figura que se alejaba veloz, pero sin llegar a ver su rostro.

Que raro - pensé para mis adentros - debe ser el cansancio del viaje que me estaba pasando factora.

El departamente era mucho más lujoso de lo que en realidad mostraban las fotos, con un toque bastante peculiar entre lo moderno y lo antiguo tal y como me gusta. Las paredes de tonos abstractos y una sala inmensa con muebles grises y negros. Mientras recorría el que sería mi nuevo hogar me distraía en cada detalle sobre todo en la cocina americana que era lo más llamativo de todo, por si se lo preguntan a pesar de venir de una familia adinerada mis actividades culinarias eran las mejores nunca fui una holgazana y amo cocinar es una de las cosas que heredé de mamá.

Supiro mientras coloco el móvil al calgador. Estoy agotada después de desempacar toda mi ropa que en relidad fue lo único que traje, mis libros y materiales de trabajos me los traerán mañana en la tarde. Doy una mirada por última vez a mi cuarto antes de caer rendida en la cama.

****
Me despiertos desorientada tratando de espabilar mis ojos aún pesados por el tiempo que dormí. No recordaba la última vez que me levanté tan tarde, tomando el celular entre mis manos pude observar que era tardísimo "12:38 min " faltaba apenas una hora para que llegaran mis cosas.

Bañada y despierta por completo bajo a la cocina recordando que la nevera estaba completamente vacía y tendría que pasar por el super a hacer las compras. Dos toques en la puerta hacen que vuelva en sí y me dirijo hacia la misma para abrir, dos hombres de aparentemente treinta y tantos años de edad, aparecen frente a mi.

- ¿La señorita Clarissa Mendoza?

- Si, soy yo.

- Venimos a traer sus pertenecias acaban de llegar de Brasil - me comenta el señor de forma distraída - ¿Dónde las colocamos?

- Por favor, adelante, pueden colocarla en la sala yo me ocupo de lo demás.

Los dos señores lo colocaron todo de forma ordenada, mientras yo solo pensaba que entre el super y organizar me tomaría toda la tarde. Después de firmar por haber recibido mis cosas me dirigí a tomar las llaves y bolso para hacer las compras. Llego al estacionamiento y subo a mi nueva adquisición, un Maserati de último modelo, regalo de mis padrinos por mis 18 años de edad. Ya estaba aquí hacía una semana lo había enviado para tener comodidad, ni modo que andara sin auto por una ciudad de la cuál no tengo idea de como será la seguridad.

A pesar de no haber estado antes aquí ya me había encargado de analizar todo el lugar por Internet. Tenía la ayuda de el GPS del auto por lo que me resultó fácil encontrar el mercado más cercano y ahorrar tiempo para desempacar.

El domingo antes de clases transcurrió de los más normal lo pasé hablando con Valerie por whatsApp contándole como estaba y lo mal que me sentía de que mi padre no daba señales de vida, al menos para saber que había llegado bien.

***
Seis de la mañana, y ya estaba lista para ir a la Universidad. Tenía los nervios a flor de piel. Casi no dormí en toda la noche lo que provocó medias lunas oscuras debajo de mis ojos, pero nada que un buen toque de maquillaje no pueda arreglar.

Coloco música para distraerme durante la tratectoria y cuando apenas me había colocado en la avenida explota una goma del Maserati.

- Mierda - exclamé a punto de darme un infarto- no, no,  esto no me puede estar pasando a mí, tendría que subir al tren para poder llegar a tiempo de lo contrario perdería mi primera clase.

"Las casualidades no existen todo en la vida ocurre por algo", calma Clarissa todo estará bien, llegarás temprano - dije dándome ánimos para no estresarme. Vaya día para este maldito incidente, el universo está conspirando en mi contra.

¿Podría pasarme algo peor? me pregunté mirando al cielo, grave error nunca dejes de mirar hacia adelante en la entrada de una estación de trenes, como balde de agua fría, el maldito destino me restregó en la cara que siempre habrá algo peor. Y ahí estaba yo en el suelo con todos mis libros desparramados en la calle por culpa del estúpido aunto que casi me atropella. Me dedico a recoger las cosas y un par de zapatos, que bien se veían que eran de marca, aparecen en mi camino. Al levantar la mirada me encuentro con un par de ojos que no sabría definir bien su color eran entre verdes y azules. Ni siquiera tuve tiempo de detenerme en eso, ya que unos brazos fuertes me toman por la cintura para ayudarme a levantar

- ¿Te encuentras bien preciosa?- pregunta el ingreído con una sonrisa que me permitía apreciar un hermoso hoyuelo en el lado izquierdo de su cara.

- Tu que crees imbécil - respondí de manera brusca soltándome de su agarre.

- Eh tranquila que fuiste tú la que andaba como una loca sin mirar por donde camina.

- Ahora resulta que tu pésima manera de manejar es mi..- no termino la frase porque justo en ese momento mi vía de llegar a la escuela se aleja. El metro ya había partido, por el retraso del méndigo accidente. Él sigue la dirección de mi mirada y sonríe aún más mientras yo tengo ganas de matarlo. ¡Dios no me puede estar pasando esto a mí que mal hice en mi otra vida! Perdóname por mis pecados, prometo no comer más Nutella por una semana.

Bajo Un Manto De Emociones (En Proceso) #PBDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora