Bajo Un Manto De Emociones (En Proceso) #PBD

Capítulo 32

La luz del día golpeaba directo a mi rostro haciéndome despertar. Sentía mi cabeza pesada y mis labios estaban secos por la falta de líquido en mi organismo. Intento levantarme y un par de brazos me sostienen por los hombros.

- Max - susurro, reconociendo la figura que me permite no regresar a la posición anterior.

- ¿Cómo te encuentras? - pregunta luego de ayudarme a sentarme.

- Siento como si un camión lleno de carga hubiese demolido mi cuerpo. También tengo mucha sed y... - mi estómago gruñe exigiendo comida antes de terminar la frase.

- Eso definitivamente es un estómago ambriento.

- Lo es - concuerdo.

- Anoche te sentiste muy mal. El doctor vino a verte y nos dijo que estabas bajo mucho estrés. Necesitas descansar más, tus horas de sueño son escasas. Al igual que tu falta de una buena alimentación. Eres una persona lo suficiente mayor para saber lo que está bien y lo que no, así que dime si tengo que tener mis ojos detrás de ese lindo culo todo el día, o te encargarás de mantenerte sana por ti solita.

Un atisbo de sonrisa aparece en sus labios. Me está haciendo ver de la forma más sutil, que necesito atención y que soy una despreocupada por mi misma. Mi seño se frunce en el instante que noto como bosteza. Pasa las manos por su cara de manera perezosa para tratar de despertar. Eso me hace notar las bolsas bajo sus ojos, y que lleva la misma ropa que cuando lo deje ayer en su casa. Debe haberse preocupado y me encontró en el momento menos indicado.

- ¿Pasaste toda la noche aquí?

- Solo eso te preocupada - bufa- eres realmente increíble pequeña. Tu sofá es bastante cómodo, no te preocupes.

- No debiste quedarte - le reclamo - ¿Qué hay de tu hermana? ¿La dejaste sola Max?

- Mi hermana está sana y salva con mis padres. Ahora levántate y date un buen baño. Tu desayuno está listo, tu padre me dijo que te diera estas pastillas y que no te dejara salir de casa en todo en día.

Tomo las medicinas voltendo los ojos. Mi padre es la persona más sorprendente que he conocido, puede estar destrozado pero aún así no deja de ponerme como su mayor prioridad.

Voy hacia el baño y me encargo de ralajar mi cuerpo. Esparso jabón por cada parte de este y me enjuago dejando mi piel fresca y renovada. Aún me duele todo pero hago el intento de recuperarme. Lavo mis dientes y  me cubro con una toalla para poder vestirme en el exterior. Abro la puerta y la cara de Max es puro asombro, trato de cubrirme y evitar que partes reveladoras de mi cuerpo queden a la vista.

- Yo... lo... siento - tartamudea nervioso - pensaba que me necesitarías y no quise alejarme.

- Solo sal de aquí. Esto es realmente muy incómodo.

- Emm... si... ya me voy - se dirige a la puerta y vuelve a mirarme. Su cara todo el tiempo a la misma altura de la mía. Sin desviar su mirada a otros sitios - ya sabes si me necesitas...

- Te llamaré, estaré bien. Solo espérame fuera por favor.

- Ok.

Sale dejándome sola y una pequeña sonrisa sale de mis labios. Nunca pensé ver a Max tan avergonzado por algo. Sus mejillas eran dos tomates redondos que se dejaban  a la vista. Me dirijo hacia el armario para colocarme lo más cómodo que encuentre. Shorts cortos y una camiseta a juego, hacen el conjunto.

No me permito pensar en todo lo sucedido ayer. Es imprecionante como estás pasando uno de los mejores momentos y de un instante a otro todo es caos. Me preocupa en demasía el doloroso estado de Mauro. Me reprocho mil veces por no estar cuidándolo como debería, después de todo nada de esto tiene que importarle y aún así se ve involucrado de la peor manera. Por otra parte está Max y todo su cuidado, creo estar creando una extraña adicción a su presencia, con él me encuentro segura, siempre está cuando lo necesito y se encarga de hacerme olvidar todo lo que pasa. También puedo comentarle como me siento sin temor a ser juzgada y eso es la neta de reconfortante.