Mauro
La noche anterior no había acabado como en realidad quería, después de que le preguntara a Clarissa por su mamá se puso tensa y las facciones de su rostro se veían más duras de lo normal. Decidí que era mejor no preguntar al respecto pero la verdad era que me intrigaba ese tema. Nunca había hablado de su madre en todo el tiempo de conocerle y no era muy normal. Mayormente las chicas siempre parlotean sobre su familia o su pasado, pero eso era algo que ella no acostumbra hacer. Para ser más sincero cada vez que decía algo relacionado con su vida privada se encerraba en sí misma y era incapaz de sacarle palabra alguna. En eso se parece mucho a mí.
Hoy estaba siendo un día frío pero en el cielo todavía resplandecía el sol, aunque con un tono mucho más opaco de lo habitual. Iba a extrañar el verano, no era fan del hielo, ni de llevar todo el tiempo abrigos, guantes y gorros que me protegieran de una hipotermia o de morir congelado.
Unos disparos me sobresaltan sacándome de mis divagaciones, y vuelvo a prestar atención a la película que hay ante mis ojos. He pasado todo el maldito día de un lado para otro sin hacer algo en concreto. Solo paso el tiempo. Muero por ver a Clarissa pero hoy tenía varios pendiente de la escuela y prefiero no molestar. Sé que necesita su propio espacio y no la quiero aturdir, ya bastante me costó convencerla de que me diera la oportunidad de conquistarla. Es dura la muy condenada, por un momento me hizo creer que yo no le importaba de la misma forma que ella a mí.
La sala de la casa está en total silencio, además de la televisión no se escucha nada. Mamá está preparando una tarta de chocolate en la cocina o más bien intentando ya que no es muy buena repostera que digamos.
Y hablando de la reina de Roma ahí viene con un pedazo de pastel en sus manos.
- Cariño.
- Uhmmm.
- Hijito de mi vida - sabe que la estoy ignorando pero la muy testaruda no se da por vencida. No es que lo haga por mala persona, es que se que quiere que pruebe esa mierda y no se me da bien fingir y terminaré soltándole que está asqueroso como otras veces.
Tomo el control de la tv y me dedico a pasar los programas sin el menor de los intereses. Su respiración se torna irregular. Mierda se está enfadando y no quisieran conocer a esta mujer en ese estado. Suele ser siempre cariñosa y muy dulce. Cada vez que puede me mima y dice que soy su cachorrito y todas esas babosadas. Pero ese carácter juguetón, muere en el instante en que se molesta.
- Maurito.
- Mamá - mejor responder algo.
- Mauro Ortega Mercadona puedes dedicarle un minuto a la persona que te dio la vida de una maldita vez, o tengo que darte las nalgadas que de pequeño no te di. Es que siempre fui una blanda contigo y mira como me pagas. Tenía que haberte dado unos buenos porrazos por cada cosa mal que hacías. Pero no lo hice y he aquí el resultado. Maldito desagradecido.
Jo-deeeer! Sabía que se pondría así siempre es lo mismo.
- Puedes dejar de decir todo eso de mi y no hablar tantas idio... - me lanza una mirada que hasta traspasa mi alma. Ok, mejor no continuo- ¿Que quieres?
- Puedes decirle a mamá cómo me quedó esto- extiende la porción de lo que según ella es un pastel hacia mí. Se ve algo de color chocolate obviamente, pero no está para nada comestible al contrario, muestra una masa gelatinosa y quemada en varios puntos.
- Puedes por favor alejar eso de mi presencia, no me quiero envenenar, soy demasiado joven y guapo como para que el mundo se prive de mi persona tan pronto.
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Bajo Un Manto De Emociones (En Proceso) #PBD
Teen FictionPasa su lengua por toda la trayectoria con helado. Dejando un rastro húmedo en mi rostro. Me ruborizo de pies a cabeza por lo íntimo del acto. Él solo sonríe inocente. - No hagas eso - lo reprendo. Su sonrisa aumenta al doble mostrando sus intensos...