Capítulo 21 " Celos"

23 17 32
                                    

-¿Qué diablos haces aquí? - las palabras salen de mi boca sin control.

- Vine a ver como estás y por lo que veo - hace una pausa y me escanea desde mi vestimenta desaliñada hasta mi pelo revuelto - no estás nada bien.

-Vas a entrar o continuarás diciendo lo obvio.

Max da un paso adelante y me sorprende besando mi mejilla sin ninguna intención morbosa.

- Por Dios Clar, el lugar es un desastre.

- No estoy de ánimos para recoger nada- respondo seca.

- No te encuentras en tus cinco sentidos... espera, no hueles a alcohol- dice tomando mi cara para olerme la boca. Asqueroso- no sueles ser tan despreocupada y ¿tu perro?

-Oh no- lo había olvidado por completo- Joder!! Está en casa de Mauro, le pedí que lo cuidara mientras estaba de viaje.

- Menos mal que no está entre tus manos o habría muerto.

- No me jodas, Max.

- Vale, gruñona. Te ayudo a recoger todo esto y de paso te preparo algo de comer. Te ves mucho más delgada que la última vez que nos encontramos.

- ¿Dónde habías estado todo este tiempo? - digo abrazándolo y dándole pequeños besos en las mejillas.

- Realmente estás mal para estar dando muestras de cariño - se parte de la risa y me molesto.

Me aparto de él bruscamente y lo fulmino con la mirada.

- He cambiado de opinión. Eres de lo peor, fuera de mi paraíso personal.

- Ja, ja, ja como si no murieras por un poco de sopa calentita.

- Pues, manos a la obra.

La verdad es que la llegada de Max me puso de mejor humor. Limpiamos todo el lugar, que era un verdadero cuchitril. Juntos preparamos la cena y efectivamente, preparamos sopa. Me sorprende mucho que un chico como el sepa cocinar, pero no lo comento. No soy nadie para juzgar las habilidades de cada cuál. Por un momento me quedé absorta mirando como se desplazaba por la isla de forma elegante. Ya les digo Max me acaba de sorprender.

Por un momento viene a mi mente ese día en que Mauro y yo cocinamos juntos y terminó cortando su dedo. Y me pregunto por qué no ha tratado de localizarme, de verdad no le importo y solo fui un trabajo para él. Alejo esas idea de mi cabeza y me prohibo siquiera recordarlo.

Colocamos la mesa y nos sentamos uno frente al otro.

- Me vas a contar que te trae así, nunca faltaste a la universidad y al hacerlo hoy, me pareció extraño y por eso he venido.

Su rostro refleja ingenua curiosidad y un poco de preocupación. No estoy segura de contarle como me encuentro ahora mismo a nadie. Mi mente está agotada de tanto analizar todo. Tengo muchas cosas que investigar pero eso tendrá que esperar.

- No es nada en realidad, estaba agotada por el viaje de regreso y decidí tomarme el día.

- Viaje que hiciste hace dos días y aún estás cansada- arquea una de sus pobladas cejas y sus ojos me miran acusadores.

- Emmm... si... no. Da igual no me apetecía y punto.

- ¿Por qué será que no te creo? Mientes fatal, tus ojos se arrugan un poco y muerdes tu labio de forma distraída cuando lo haces.

Automáticamente que dice eso suelto mi labio, el cuál no sabía que mordía. ¿Desde cuándo me conoce tan bien?

- Enserio Clarissa si no quieres contarme que te sucede, no tengo problema, pero aquí estoy para lo que necesites.

Bajo Un Manto De Emociones (En Proceso) #PBDWhere stories live. Discover now