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100K de lecturas!!...muchísimas gracias, jamás espere llegar a una cifra tan grande🥺🥰💕💜

PD: Después le doy otro vistazo por si se me pasó algún error!

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NARRA DAKOTA

Auch.

Salí del cuarto del conserje hecha una furia, estaba tan enojada y también dolida. No entendía por qué me decía eso ahora.

Sabía que al preguntarle sobre Eleonora me arriesgaba a una respuesta que no me iba a gustar, sin embargo, lo que me dijo fue mucho peor. Es más, ni siquiera me había respondido a mi incertidumbre principal, ¿Había sucedido algo entre la pelirroja y él?

La idea de ellos dos juntos me carcomía por dentro y no ayudaba a relajarme. Pero me di cuenta que lo que más me molestaba era entender que no podía decirle nada a Alex al respecto porque para él, como bien me lo había dejado en claro hacía un momento, lo nuestro no era más que sexual. Y no quería asustarlo con planteos. Sin embargo, tuve la necesitad de preguntárselo, así que lo hice y no sabía qué pensar de la respuesta. 

Todos me lo habían advertido, me dijeron una y otra vez que no me metiera con él porque iba a terminar mal, estaba enojada, dolida e impactada, pero desde un principio sabía con quien me estaba metiendo, por esa razón, todavía no estaba dispuesta a rendirme; por eso y porque tal vez había caído tan profundo que salir del pozo era imposible.

Alex me gustaba y lucharía por él. Quería que él comprendiera que valía la pena.

"No soy bueno para ti, entiéndelo" esa frase no paraba de repetirse en mi cabeza y me molestaba. Si lo quería en mi vida o no, era mi decisión y estaba harta de que todo el mundo opinara al respecto. Tanto como mis amigos más cercanos hasta las miradas de los demás sobre mí mientras caminaba por el pasillo, estaba tan harta de que todos pretendieran que escuchara lo que tenían que decir.

Y a pesar de mis pensamientos, sus palabras me habían dolido y estaba muy molesta, ya sea por lo de Eleonora y él como por lo frustrante que encontraba que tratara de alejarme cuando quería quedarme. En aquel momento, mientras entraba a la cafetería, mi humor no podía estar peor y estaba a nada de explotar.

La primera cosa que llamó mi atención, y no solo la mía porque casi todos los presentes estaban viendo exactamente lo mismo, era que la mesa del medio, donde los "intocables" se sentaban, estaba vacía. Lo segundo que noté fue que Travis y Sofía estaban acompañados de Romeo, Declan, Cristina y...Eleonora. Tomé mi almuerzo y tras respirar profundo me senté con ellos y permanecí en silencio mientras traba de no mirar a nadie, de no mirarla.

—¿Estás bien?—me preguntó Romeo, que estaba a mi derecha, en un susurro; del lado izquierdo tenía la punta de la mesa que se encontraba desocupada. Y recién entonces me di cuenta de que no había tocado mi comida y estaba viendo el plato fijamente con el ceño fruncido y la mandíbula apretada.

Cerré los ojos y respiré profundo una vez más, por un momento las lagrimas de frustración, dolor y enojo amenazaron por salir, pero las retuve como pude y asentí como respuesta. No quería que me insistiera y por suerte no lo hizo.

Comencé a comer las albondigas que me había servido pudiendo notar las miradas inquisitivas que los demás cada tanto me dirigían y que yo, por su puesto, no devolvía. Sin embargo, de lo que no fui consciente hasta que fue demasiado tarde era que cuanto más callada estaba, más le daba vueltas al asunto y mi enfado aumentaba.

Mi vista cayó en Eleonora quien estaba manteniendo una conversación con Cristina como si nada. Ajena a mis pensamientos, ajena a la evidente mirada de molestia que le estaba dando.

Solo Por TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora