14

6.5K 289 70
                                    

NARRA DAKOTA

-¡Pero qué haces bruto! ¡Suéltame!-me removí pero no funcionó.

Caminó a paso rápido por el pasillo arrastrándome con él e ignorando mis gritos, era hora de clases, por eso no había nadie que me pudiera ayudar; aunque dudaba que si hubiera habido otra persona observando esa escena hubiera hecho algo para detenerlo.

¿Y ahora qué le pasa?

-Quédate quieta-ordenó mientras me metía adentro de un cuarto.

-¿Fumaste algo?-me soltó bruscamente-. Porque te noto un tanto más imbécil de lo normal.-sobé mi brazo, realmente me había arrastrado por medio colegio para traerme a...

Con el ceño fruncido miré a mi alrededor, la luz se lograba filtrar por una pequeña ventana que había arriba en la pared a mi lado derecho, el fuerte olor a producto de limpieza quemaba en mis fosas nasales, había estantes con toda clase de objetos en ellos, escobas y una foto pegada en la pared izquierda de una chica desnuda. Sí, sin duda estaba en el cuarto del conserje.

Espera...¡Qué mierda hago en el cuarto del conserje! Debería estar en inglés con el maldito profesor que me odia, no encerrada aquí con Alex.

Observé al morocho que estaba con los brazos cruzados, mirándome fijamente con el ceño un poco fruncido y luciendo enfadado.
No entendía nada, no entendía por qué me había traído aquí y menos lo entendía a él. La ultima vez que habíamos hablado fue en la carrera cuando me había dicho que estaba preocupado por mí, cosa que dudaba fuera cierta, y ahora de pronto parecía furioso conmigo.

Bajé mi vista hasta su quijada y logré divisar un moretón en ella; inconscientemente fruncí el ceño y acerqué mi mano a su rostro, olvidándome momentáneamente de mi confusión por su repentino enfado y acariciando levemente la zona violácea sin darme cuenta de lo que estaba haciendo. Se tensó y pude sentir sus ojos quemando en mi, se sintió tan bien tocar su piel...se sintió tan íntimo.

Al darme cuenta de lo que estaba haciendo, me alejé unos pasos, rompiendo el contacto.

-Yo...-tragué duro confundida y avergonzada por mí accionar-. Emm...-carraspeé-¿Para qué me trajiste?- pregunté en voz baja queriendo borrar el ultimo minuto de nuestras mentes.

-Tú sabes por qué.-apretó la mandíbula y me miró intensamente como si yo debiera confesar algo. Observé su expresión para ver si podía deducir a que venía todo esto pero, para sorpresa de nadie, no pude.

Agradecí mentalmente que no hiciera preguntas o ningún comentario sobre lo que había hecho.

-No tengo la menor idea de lo que me estas hablando.

De pronto, volvimos al comienzo: él enfadado y yo confundida y comenzando a cabrearme. El momento que tuvimos antes quedó en el olvido y no sabía si estar feliz por eso o disgustada.

Rodé los ojos y al ver que no decía nada más decidí cambiar de estrategia.

-¿Me trajiste a tu lugar secreto, bad boy?-levanté una ceja, irónica.-¿Aquí traes a tus conquistas para follar?-tomé un trapo y fingí inspeccionarlo.- Un poquito de mal gusto, pero seguro que a ti eso es lo que menos te preocupa.-bufó.

-Si vendría aquí con mis conquistas, no te hubiese traído a ti.- respondió en un tono frío y molesto.

Que imbécil que era, realmente, no le debía quedar ni media neurona. Odiaba esa clase de actitud, un día venía y me besaba y al otro me decía que no quería saber nada más de mí.

Todo esto era un juego para él.

Pero para jugar se necesitan dos, y yo odiaba perder.

-¿Qué estas tratando de decir? ¿Que yo para ti soy algo más que una simple conquista?- lo desafié con una sonrisa y agregué, aún sabiendo que lo que había querido decir no tenía nada que ver, lo siguiente:- ¿Acaso te gusto?

Solo Por TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora