Solo Por Ti

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Se vino cap. largo para que no me detesten tanto!!💜

(después le doy una tercera ojeada para ver si me salteé algún error)

. . .

NARRA ALEX

Los recuerdos eran, son, curiosos. Si me hubiesen preguntado qué había hecho el mes pasado lo más probable era que no lo recordara. Pero curiosamente recordaba vívidamente tener once años. En realidad, recordaba casi a la perfección la mayoría de mi infancia.

Hubo una noche, recién había cumplido trece, en la que los gritos de mi madre fueron más fuertes que de costumbre; se podían escuchar por toda la casa. Había veces que incluso parecía que hacían retumbar las paredes.

No me gustaban sus gritos.

Siempre que había gritos algo malo pasaba.

Aquella noche no fue diferente. Estábamos los tres, mi madre, mi padre y yo sentados en la mesa cenando; estábamos comiendo lasaña, lo recordaba perfectamente, y por accidente había volcado mi vaso con agua.

"¿Ves Carlos lo inservible que es tu hijo?", había dicho con una mueca de desprecio en los labios. Nunca nuestro o mi hijo. "Siempre es lo mismo contigo, Alex." Me había mantenido callado, impasible, sabía que no tenía que llorar o mostrarme intimidado, eso sólo lo empeoraba. Tenía que ser fuerte.

No había sido apropósito, pero por supuesto que no importaba. A ella le gustaba aprovechar cualquier oportunidad que había para rememorar lo imbécil que era y mi padre jamás diría nada para defenderme. Estaba acostumbrado. Sin embargo, aquella noche sucedió algo diferente. Mi padre rodó los ojos y con un tono duro le pidió que se calmara.

"Simone, ya es suficiente. No fue apropósito." Me tensé. Mi madre también lo hizo.

Y los gritos empezaron.

"¡No me digas qué hacer, Carlos! ¡Ya mucho que por tu culpa tengo que soportar a tu hijo!" "¿La volviste a ver? ¿Te sigues viendo con esa golfa?" "¡No lo soporto más!"

Lo único que podía pensar era: ¿Por qué? ¿Qué había hecho yo?

No lo comprendía. No comprendía por qué mi madre me odiaba tanto.

"Entonces vete" esa había sido la tranquila respuesta de mi padre. Dos palabras que fueron suficientes para que la casa quedara sumida en un silencio sepulcral.

Esa noche mi madre entró a mi habitación, y con el mismo desprecio que siempre podía ver en su mirada se acercó a mí, no estaba dormido. No podía dormir porque de alguna forma sabía que algo malo iba a suceder. Algún tiempo después me comenzaría a plantear si no fue para mejor.

"Antes de que nacieras todo estaba bien, éramos felices, pero tuve que embarazarme de ti. Esto es tu culpa. Eres un niño torpe que no sirve para nada y lo único que hace es traer mierda con él" No era la primera vez que me lo decía.

Y sólo fui capaz de murmurar un: "Lo siento."

Jamás sería capaz de olvidar ni la mirada de repugnancia que me dio, ni la forma en la que en su bello rostro se formó una mueca de desdén.

"No te disculpes, las disculpas no sirven para nada. No solucionan nada." Su tono había sido rudo y frívolo. Lo sabía desde el momento en que había entrado a mi habitación, era una despedida por más cruel que fueran sus palabras.

Supe que no la iba a ver por un largo tiempo. Debí mantenerme callado, pero necesitaba saberlo y la pregunta se había deslizado por mis labios antes de que pudiera repensármelo: