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Holaa!!! Lxs extrañé!!

Espero que les guste el capitulo!!

Y recuerden seguirme en Instagram para ser los primeros en enterarse de cuando hay nuevo cap. y de las novedades: b4by_giirl

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NARRA DAKOTA

Mi padre solía traer mujeres a casa; se encerraba junto a ellas en su estudio y no salían hasta la madrugada. Mamá y yo nunca hablábamos del tema, de hecho, siempre supuse que ella pensaba que no me daba cuenta de lo que realmente estaba pasando. De cómo la familia se estaba desmoronando.

Pasaron meses hasta que Edgar perdió el interés en tratar de esconder sus conquistas nocturnas y sus largas noches borracho. Aún recordaba el día que entré a casa y mi padre estaba follando con una mujer en el sillón.

O la vez que encontré a mi padre llorando en el patio de la casa, demasiado borracho como para mantenerse de pie.

O cómo nunca volvimos a hablar de la noche que todo se fue a la mierda de una buena vez. Matt y Joaquín se habían quedado a cenar en casa. También estaba mi tía Catalina, novia en secreto de mi madre, y mis abuelos paternos, que habían venido de sorpresa. Todos sabíamos que teníamos que poner nuestras mejores caras cuando mis abuelos estaban de visita; eso incluía evitar hablar del problema de papá con el alcohol y de la novia de mamá. Y, a pesar de que en ningún momento se hizo mención de ninguna de las dos circunstancias, a veces las cosas son imposibles de ocultar, como lo era la borrachera de mi padre.

Edgar no pudo controlarse ni en frente de los abuelos y comenzó a pelear con mi madre, nada fuera de lo normal. Al menos para mí. Pero pronto la situación escaló y mi padre arrojó un vaso al suelo llamando zorra a mi madre. Matt trató de detenerlo cuando se puso más violento y se llevó un golpe sin querer; luego, todo se fue al carajo, las verdades salieron a la luz y nada jamás volvió a ser como antes.

Aquella fue la última noche que pasé en mi casa y la última vez que había visto tanto a mi padre como a mis abuelos. No habíamos hablado del tema y simplemente al día siguiente agarramos las cosas y nos mudamos. Unos días después me enteré que a Matt lo enviaron a un internado.

Era por eso que jamás en mi vida me habría imaginado ver a Matteo Ramos sentado en una mesa de un club prácticamente en la otra mitad del mundo.

—¿Dakota?—preguntó igual de sorprendido que yo. Una felicidad que en los últimos días no había sentido me invadió el corazón.

—¿Matt?—susurré. Sus brazos me envolvieron y tardé menos de un segundo en corresponderle el abrazo—. No puedo creerlo—volví a susurrar, sonriendo con todos los dientes.

Nos quedamos un rato así, abrazándonos, sintiendo el calor del otro. Sintiéndome como en casa.

Hasta que otra voz nos interrumpió:

—Vaya, sí que el mundo es pequeño—comentó Theo. Lo ignoramos.

—Joder, D, es como si no nos viésemos hace años—murmuró con sus dos hoyuelos marcados en las mejillas.

Lo observé en la oscuridad del club.

Llevaba puesto unos jeans negros con una camisa del mismo color. Tenía el cabello negro más corto a comparación de la ultima vez que lo había visto; estaba rapado casi al ras, acentuando las cicatrices rojas y blanquecinas, regalo de una caída en las carreras, que cubrían mitad de su rostro y desaparecían debajo de su cabello. Seguía más alto que yo por unos cuantos centímetros y sin duda continuaba yendo al gimnasio porque parecía que sus músculos se habían duplicado. Era un año más chico, pero cualquiera pensaría que me llevaba al menos unos dos años de diferencia siendo él el más grande.

Solo Por TiWhere stories live. Discover now