El alcohol corre por mi cuerpo, pero estoy más sobria que muchos aquí. Miro a mi mejor amigo quien baila en la pista, al parecer tienen una competencia por quién hace "mejores" pasos de baile. Me río al observarlo, baila del asco, pero el resto no es que lo haga mucho mejor.
Marc tiene cero sentido del ridículo, y cuando está con nuestros amigos se potencian unos a otros. Cruzamos miradas y me guiña un ojo coqueto. Le respondo lanzándole un beso y él hace el amago de agarrarlo y llevarlo a su pecho. ¿Cómo hago para no saltarle encima?
No puedo dejar de observarlo y sonreír tontamente. Así como tampoco puedo hacer que mi corazón deje de correr rápido cada vez que me sonríe, cada vez que me mira.
Joder, necesito sacarlo de mi sistema como sea.
Dejo mi copa en la mesita que tenemos a modo de bar y me uno al resto en la pista improvisada. La competencia al parecer ya terminó y pronto tengo a mi mejor amigo a mi lado. No es primera vez que bailamos, pero es la primera vez que lo hacemos tan pegados, y su cercanía me empieza a pasar factura.
Al diablo con todo, me dejaré llevar y que pase lo que tenga que pasar.
Muevo mi cuerpo junto al suyo, y los roces, en un principio inocentes, son cada vez más constantes. En este momento estoy dándole la espalda y aprovecho de mirar toda la sala, al parecer nadie nos presta atención. Siento sus manos en mi cintura y se me salta una respiración. Aguanta, Sara, aguanta.
Me volteo a verlo y me sonríe, pero no es cualquier sonrisa, ni es de las que normalmente me da. Esta sonrisa promete, promete mucho.
Si alguien me escucha allá arriba, ni se les ocurra llevarme aún, no esta noche.
Su mirada está oscurecida y siento que su tacto quema en mi piel. Pongo mis manos en sus hombros y él desliza las suyas de mi cintura a mis caderas. Mi estómago se contrae. Dejamos de bailar y me hace un gesto de que lo siga mientras me ofrece su mano. La tomo sin titubear. Aquí vamos.
~ ~ ~ * ~ ~ ~
Mi cuerpo está encendido y no sé si realmente ocurrirá lo que estoy pensando. ¿Qué pasa si...
Mis pensamientos quedan en segundo plano.
Siento como mi cuerpo queda atrapado entre la puerta y el cuerpo del castaño. Toma mi rostro entre sus manos y estampa sus labios con los míos. Mis manos y las suyas cobran vida entre nuestros cuerpos. No soy consciente del tiempo que pasamos besándonos ni del momento en que meto mis manos bajo su camiseta. Lo escucho gruñir y suelto un gemido.
— No sabes lo que he fantaseado con este momento.
Mi estómago se aprieta y mi corazón da un salto al oírlo. Continúa besando mi cuello y ladeo mi cabeza para darle más acceso. Sonrío.
— Pues vamos a jugar.
Aleja su boca de mi cuello y me mira fijamente. Su mirada está totalmente oscura y por Dios, creo que voy a morir.
— No eres un juego Sara. Eres mi mejor amiga y me tienes jodidamente vuelto loco. Esto para mi es enserio, quiero todo contigo.
Creo que me olvidé de cómo se respiraba. Mi corazón va a estallar y yo solo quiero saltarle encima, pero me quedo quieta y él vuelve a tomar mi rostro entre sus manos.
— Dime que tú también lo sientes, dime que no estoy solo en esto.
Escucho la desesperación en su voz y no puedo evitar sentir amor por el hombre frente a mí. Le sonrío y pongo mis manos en su cuello mientras muerdo mi labio. Su mirada se desvía en esa dirección y siento un hormigueo.
