No mereces volver (Alex)

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Llego al departamento de Alex a la hora acordada, toco el timbre y mi amigo me invita a pasar besando mi mejilla.

— Adelante Sol, aún no termino de armar mi bolso, pero ya me queda poco.

Dejo mi mochila en el sofá y lo sigo a su habitación donde nada más llegar me siento en la cama, viendo como saca un pantalón del closet y lo mete en la pequeña bolsa de viaje. Nos iremos por el fin de semana con unos amigos a la casa de campo de Camila, otra de las chicas de nuestro grupo.

— ¿Marc se irá con nosotros?

— Si, debe estar por llegar, salió hace unas horas a comprar las cosas que necesitaremos para el fin de semana.

Me siento sobre la cama mientras lo observo como termina de guardar sus cosas. Nuestros teléfonos suenan al mismo tiempo con la llegada de un mensaje en nuestro grupo de WhatsApp. Marc acaba de mencionar que demorará un poco más de lo esperado pues hay bastante gente comprando y que sería ideal si lo alcanzamos en el estacionamiento del supermercado. Le envío un emoji en respuesta.

— Tendremos que irnos ahora para poder ayudar a tu hermano y que no nos pille el tráfico más tarde – un nuevo mensaje llega al grupo y lo leo antes de volver a hablar – Miguel dice que ya va de camino.

 Me levanto de la cama y me acerco a mi castaño amigo, quien asiente en respuesta y se acerca a mi para abrazarme y besar mi mejilla.

— Te había extrañado estos días – sus brazos rodean mi cintura con fuerza y escondo mi cabeza en su cuello.

— También yo Alex, pero disfrutaremos de este fin de semana como se debe.

Beso su mejilla sonoramente y me separo de su lado para salir de la habitación cuando Alex toma mi mano para voltearme. Posiciona sus palmas en mis mejillas y me da un beso en la comisura de mis labios. Nos quedamos mirando por unos segundos sin decir nada, no lo necesitamos, llevamos un tiempo de tonteo y es evidente que ambos nos tenemos ganas, además del cariño que siempre ha estado presente.

— ¿Vamos con Marc?

— Si, vamos.

Salimos de la habitación, él con su bolsa para el viaje y yo busco el mío en la sala, toma sus llaves del mueble junto a la puerta y salimos rumbo a dónde se encuentra en mayor de los Márquez.

~ ~ ~ ~ ~ ~

La cabaña de campo de la familia de Camila tiene 3 habitaciones, la primera de ellas, que le corresponde a Camila, cuenta con solo una cama pequeña y como dueña de casa, decidió quedarse con ella para tener mayor privacidad.

La segunda habitación, tiene dos camas individuales y la última, tiene 3. Nos distribuimos de tal forma que Marc, Alex, Jose Luis, Miguel y yo teníamos una cama, mientras que Edgar se apoderó del gran sofá del salón y dijo que esa sería su cama por el fin de semana, ninguno se opuso, aunque sabíamos que finalmente dormiríamos en el primer lugar que encontráramos.

Nos pasamos toda la tarde en la piscina que tenían en el terreno, aprovechando que el sol se encontraba en todo lo alto y que ya se hacían notar las temperaturas del verano. Cuando comenzó a esconderse el sol y los tonos anaranjados tiñeron el cielo, decidimos ir saliendo del agua para entrar a la cabaña y cambiarnos de ropa, preparando las cosas para hacer una fogata y poder hacer un pequeño asado.

— Edgar no quiere que yo haga las patatas fritas, porque a ti te quedan mejor.

Camila ingresa a la habitación en la que me encuentro cambiando mi ropa. La miro con una ceja alzada y me recibe con una cara de pocos amigos.

— ¿Y eso?

— No lo sé, pero dijo que quería que las hicieras tú.

Me encojo de hombros y salgo de la habitación, con los pasos de la pelinegra tras de mí. Me dirijo hacia el castaño que se encuentra pelando patatas.

One Shots MárquezWhere stories live. Discover now