Cada cosa en esta habitación me recordaba un momento vivido, cada rincón era un recuerdo con Alex. Pero ya no más, él había decidido terminar nuestra relación sin darme opciones y tratándome de lo peor. Creo que el hecho de que el próximo mes él fuese a estar lejos de España me venía como anillo al dedo para poder sacar todas las cosas que tenía aquí.
- Hola, cariño - la mujer se acerca a mí y me da un abrazo, el cual inevitablemente devuelvo - mi hijo me ha contado lo que pasó, ¿cómo te encuentras?
- La verdad no tengo idea, a veces ni siquiera sé qué es lo que estoy haciendo aquí, a miles de kilómetros y a un mar de distancia de mi familia - me encojo de hombros mientras acomodo mi bolso sobre la cama para guardar las pocas pertenecías que quedaban aquí.
- Pequeña, sabes que siempre puedes contar con nosotros, que tu familia de sangre este en otro continente no significa que no nos tengas a nosotros - la mujer toma mi mano y yo solo intento no quebrarme aún.
- Roser, sé que tengo su apoyo, pero ahora que lo mío con Alex ha terminado, no quiero abusar de tu hospitalidad, además, no sé si sea capaz de aguantar estar aquí sabiendo que tu hijo puede venir... - trago saliva y parpadeo rápido para evitar las lágrimas - no soportaría verlo, no sabiendo lo que él cree de mí y de lo que supuestamente hice.
- Sammy... Alex a veces dice cosas sin pensar, estoy segura de que podrán arreglarlo.
- No creo que eso sea posible, él dice que ya no puede continuar con lo nuestro, y al final de cuentas no es simplemente eso, es que no quiso hablar, simplemente terminó todo y se fue de fiesta involucrándose con esa mujer.
- Lo sé, y créeme que estoy muy molesta con él por eso, pero quizás exista una manera de solucionar...
- No Roser, ya no la hay... de todas formas, he hablado esta mañana con los encargados de mi beca en la universidad, me han dicho que mi solicitud de cumplir el compromiso de trabajo desde aquí no era posible, debo volver a mi país en 3 semanas.
- Pero ¿cómo? ¿No hay manera de volver a solicitar el traspaso? ya defendiste tu trabajo, yo estuve ahí, y tu nota fue excelente, eso debería contar - notaba la tristeza en la mirada de la mujer.
- No, con mayor razón quieren tenerme allá lo más pronto posible - termino de cerrar el bolso y me dirijo a la entrada de la casa.
- Sabes que siempre serás bienvenida aquí - me abraza antes de que salga por la puerta - mi hijo no sabe lo que está haciendo.
- A estas alturas, ya no hay nada que hacer con Alex - me encojo de hombros y le hago entrega las llaves de la casa - cuídate, Roser, te quiero montones.
Voy a darle un último abrazo y siento un dolor fuerte en mi útero el cual me hace sujetarme fuerte del hombro de la mujer, mientras llevo mi mano a mi bajo vientre y respiro hondo para calmarme.
- Sammy, ¿qué pasa? - la preocupación en su rostro es evidente.
- No lo sé, probablemente pronto llegará mi menstruación y es ese el dolor, suelen ocurrirme cosas así los días previos - una vez logro controlar la puntada, me separo y le doy una pequeña sonrisa que más bien parece mueca. Ella me mira con el ceño levemente fruncido.
- ¿Segura? Si quieres podemos ir a un médico...
- No, tranquila, ya ha pasado.
Mi ahora exsuegra me mira fijamente, aún no está segura de dejarme ir así, y la verdad la comprendo, yo tampoco lo estaría. Finalmente me despido de ella una vez llega el taxi que había pedido.
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Una semana después me encontraba esperando la cuenta en una cafetería cerca de mi departamento. Me había reunido con el dueño de este, ya que luego de cuatro años viviendo en este país y en su propiedad, iba a terminar el contrato de arriendo que nos unía.
