Tu Refugio (Alex)

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- ¡ES UN IMBÉCIL! ¡UN ESTÚPIDO, UN TARADO, UN IDIOTA!

En medio de mi furia arrojo con rabia todos los cojines que encuentro en mi camino mientras sigo puteando al mundo por el ex tan imbécil que me gasto.

Tomo en mis manos un cojín gigante y lo lanzo contra la puerta, sin esperar que esta se abra dándole de lleno a Alex en la cara, un chillido se me escapa entre el susto y la culpa.

- ¡Alex, perdón! No sabes cómo lo siento, no pensé que iba a entrar alguien en mi habitación.

Corro a ver a mi mejor amigo que se encuentra sobando su rostro con una mueca y deja el arma usada contra él en uno de los pufs que tengo cerca de la puerta.

- Y yo no pensaba que iba a ser recibido con tanto cariño.

Se acerca a mi con cautela y yo intento sonreír lo más sinceramente que mi ánimo me lo permite, así como también trato de recuperar el control de mi cuerpo después de mi arranque de ira. Me basta solo con cerrar los ojos para ver a Franco con la tipa esa tomados de la mano y saliendo del registro civil.

Una mezcla de rabia y ganas de llorar vuelven a invadir mi ánimo, instalándose en mi estómago como una bola pesada y desagradable.

- ¿Ya lo sabes? - hago un puchero al mirarle. Estoy bloqueada en mi lugar y no tengo nada más para lanzar que no se vaya a romper.

- Algo me contó Marc...

- Dios, que vergüenza con él, menos mal me ha encontrado antes de cometer una tontería.

- Pues sí, a mi hermano a veces le cruje, démosle puntos por eso - se encoge de hombros haciéndome sonreír - la verdad ir a impedir esa boda no era una idea muy brillante, qué quieres que te diga.

- Es que tú no lo entiendes ¿Te das cuenta del golpe bajo que ha sido ese? ¡El desgraciado me dijo que era su prima! Y yo de tonta le creí.

- Pequeña, no seas tan ruda contigo misma, en ese caso todos fuimos unos tontos, todos le creímos.

- Excepto Romi.

- Bueno, ella siempre ha sabido leer a las personas, era obvio que lo iba a ver antes que todos nosotros.

Encojo mis hombros porque tiene razón y me siento en el borde de la cama con el menor de los Márquez siguiente mis pasos y ubicándose a mi lado. Suelto un suspiro cansado cuando Alex pasa su brazo por sobre mis hombros.

- Franco es un imbécil que no merece tus lágrimas, petita - sus palabras me hacen notar que efectivamente estoy llorando, por lo que me refugio en su pecho.

- Lo sé, pero mi orgullo está magullado. Necesito llorar o romper cosas, preferentemente lo segundo con el auto último modelo de mi idiota ex, aunque de momento solo puedo hacer lo primero.

Alex deposita un beso sobre mi cabello y suspira negando. Me enderezo para mirarle la expresión de paciencia en el rostro, este hombre es un santo aguantando mis arranques.

- No vas a romper su auto, porque cuesta más que esta casa y no creo que te parezca una idea muy agradable pagarle un dineral al imbécil ese - diablos, cuando tiene un punto, lo tiene.

One Shots MárquezWhere stories live. Discover now