Mugello, 29 Mayo 2022
Mis visitas al paddock se estaban haciendo frecuentes desde que mamá estaba a cargo del equipo Gresini. Tras la muerte de mi padre, a mi madre le tocó hacerse del equipo, cosa que no podía tenerme más orgullosa, no solo por las indudables capacidades de Nadia Padovani como directora de equipo, sino también por la visibilidad del trabajo femenino en un mundial en donde las mujeres eran una clara minoría.
La pérdida a causa del coronavirus de Fausto Gresini, mi padre, fue algo que nos dejó bastante tocadas, y desde entonces, buscábamos la instancia para poder aprovechar tiempo juntas, y si bien mi carrera en periodismo deportivo no estaba dedicada al mundo del motor, sino más bien a la esfera futbolística, siempre que podía, me escapaba a visitar algún GP.
Salgo por la parte trasera del box del equipo, despidiéndome de todos hasta el próximo gran premio. Voy concentrada en mi teléfono cuando escucho unas estruendosas risas masculinas a lo lejos. Mis ojos buscan a los causantes del ruido y no tarde en encontrar un pequeño grupo de 4 chicos que parecen estar riéndose de algo que hace uno de ellos.
Me voy acercando porque me quedan de paso, pero mis ojos se detienen en un par de orbes de un café casi miel, gracias a luz del sol de media tarde.
No puedo evitar contagiarme de su sonrisa, percibiendo que el calor inunda mis mejillas. Que sea periodista de fútbol no quiere decir que no sepa identificar a los pilotos de la parrilla de la categoría reina, menos si hablamos de un dos veces campeón del mundo que precisamente se encuentra en contacto con el equipo de mamá para correr con ellos el próximo año.
Su mirada dejó la mía en cuanto otro de los chicos del grupo dijo algo que no alcancé a oír y él le prestó atención. Yo por mi parte doblé a mi izquierda buscando el camino hacia la salida del paddock.
Esperaba que finalmente pudiera encontrar su sitio para el año 2023, y si era junto a Gresini, no me quejaría en lo absoluto.
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Assen, 25 Junio 2022
- Chiara, ¿por qué no me has dicho que Alex firmó con Gresini? - quito el aparato de mi oreja y lo miro con los ojos entrecerrados. Me recuesto en mi cama soltando un sonoro suspiro.
- Hola a ti también Domi - el sarcasmo es claro en mi tono de voz y puedo ver a la castaña rodando los ojos del otro lado de la llamada, la escucho quejarse y me llevo los dedos al tabique de mi nariz - ¿cómo te has enterado?
Era obvio que yo ya lo sabía, no por nada llevaba fantaseando con el castaño desde nuestro cruce de miradas en Mugello. Por supuesto que iba a investigar si finalmente había firmado o no con Gresini Racing. Es más, puede que soltase mi opinión como que no quiere la cosa cuando mamá me comentó de las negociaciones.
Por supuesto, mi opinión no valía de nada, porque mamá en modo jefa no mezclaba una cosa con la otra.
Y obviamente, después tuve que terminar confesándole que tenía cierto interés sobre el menor de los Márquez. Tonta de mi, ya que ni si quiera lo conocía.
Vuelvo mi atención a mi amiga.
- ¿Bromeas? Está en todos lados.
Me sumerjo en las sábanas, negándome a abrir los ojos a pesar de ya encontrarme bastante despierta.
- Bueno, entonces si ya lo sabes, no entiendo por qué me llamas - el bufido que suelta me hace pasar mi mano por mi rostro.
