— ¡Pero mira lo que has hecho Marc! ¡Se ha estropeado!
— ¿Puedes dejar de quejarte? Al menos yo lo estoy intentando.
— Pues ya podrías dejar de intentarlo, mira que no has hecho nada productivo...
— No te veo haciendo mucho por solucionar nuestro problema tampoco.
— A diferencia tuya, yo no intento dármelas de que me las sé todas y que puedo solucionar algo que no entiendo.
— Pues nos vamos quedando sin opciones y no me apetece tener que pasar la noche aquí estando tan helado.
Lo miro con resignación, me muerdo la lengua antes de volver a hablar porque sé que tiene razón. Lo analizo un momento y sé que esta vez debo ceder, me acerco a donde se encuentra y toco su hombro, percibo su cuerpo tenso reaccionando a mi toque cuando se voltea a verme esperando mi siguiente movimiento. Dije que iba a ceder y me decido a intentarlo.
— Creo que deberemos dejarlo así por esta noche y volver.
Lo veo suspirar con desgano, entiendo que no es su idea favorita, pero es lo único que nos queda.
El cielo está perdiendo sus arreboles para dar paso a esa tonalidad violácea que aparece justo antes de caer la noche por completo. No tenemos señal como para llamar a alguno de nuestros amigos y la batería de los celulares comienza a agotarse. El auto de Marc lleva un rato sin responder y aunque se pueda arreglar, la luz del ambiente no es suficiente para saber qué es exactamente lo que está mal.
Observo el cielo a lo lejos y según puedo notar, las predicciones del clima parecen ser ciertas, se acercan nubes en el horizonte y quizás incluso hasta una tormenta.
— Entonces tenemos que volver hacia la cabaña, mañana veremos cómo nos las arreglamos, pero debemos llegar con las cosas antes de que nos pille la noche.
Asiento en su dirección y tomo mi bolso desde el asiento trasero. Marc toma sus cosas más importantes y se asegura de dejar todo bien cerrado en su auto. No estamos lejos de la cabaña de la familia de Edgar, por lo que no hay problema con que el auto quede aquí. El único problema es que la pequeña cabaña de nuestro amigo está en remodelación y el sistema eléctrico no está en funcionamiento.
¿Cómo llegamos a esta situación? Esta mañana los chicos y yo vinimos a la cabaña a ayudar a organizar algunas cosas que estaban estropeándose con la remodelación. Vinimos en dos autos, para poder traer algunos artículos que quedarían aquí y llevarnos otros de vuelta a Cervera. El problema fue que Edgar, Amelia y Alex volvieron antes que nosotros porque se llevaban el primer cargamento, aunque todos sabemos que lo hicieron más como una excusa pues no aguantaban las constantes discusiones entre Marc y yo.
Y aquí nos encontramos nosotros dos, varados porque el auto de Marc se negó a seguir avanzando luego de los primeros 100 metros de camino. La distancia tan "corta" nos permite volver a la pequeña edificación y resguardarnos por lo menos por esta noche.
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Me encuentro recostada en el colchón de la habitación principal, digo el colchón porque gracias a la remodelación, no hay realmente ninguna cama armada y esto fue lo único que encontramos disponible y decente. Dado lo frío de la noche decidimos traerlo hacia la sala y así poder usar la chimenea como medio de calefacción.
Escucho la lluvia comenzar a caer suavemente fuera de la cabaña, intento hacer memoria y habíamos dejado todo resguardado y cubierto por si algo como esto ocurría, aunque no pensábamos estar aquí cuando aconteciera. Me tapo aún más con las mantas y volteo mi cuerpo hacia la chimenea. Observo las llamas empezar a consumir lentamente el último leño que Marc le puso y me hago un ovillo en mi sitio.
