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Jungkook ayudaba a cargar a Jimin, quien venía demasiado ebrio. Se había pasado de copas en la fiesta, a pesar de sus advertencias.

Sabía que este tipo de eventos solían repartir más alcohol, qué comida, pero parece que su amado prometido no le había hecho caso. Perdió una importante junta con la mujer más importante de Italia, la cual estaba de visita en Japón.

Lo bueno fue que quedaron para mañana temprano, mandaría a Jimin a casa mientras él trabaja como se debe, su plan tenía que salir a la perfección.

—Te dije que no tomarás tanto Park.

El rubio solo reía mientras era sujetado por Jeon hasta la habitación. Unos de sus guardias le abrió la puerta para dejarlo entrar, caminó hasta la recámara dejando su cuerpo delgado en la gran cama.

—Iré a traerte un poco de agua, espera aquí.

El rubio, solo gruño sin decir nada, Jungkook fue a la cocina que tenía su gran departamento, fue un por un vaso de agua y se fue de nuevo a la habitación con Jimin, pero cuando abrió la puerta, su boca se abrió y sus ojos casi se le salen de sus cuencas al ver a Jimin solo con su pequeño boxer.

El vaso se le cayó y el rubio se giró a verlo con una sonrisa que el pelinegro no supo descifrar.

—Jung...kook ¿Estás bien? —su voz sonó en tono dulce.

—¿Qué haces Park? —tartamudea al hablar.

Se dirigió hacía él con seducción, pero tambaleando por la borrachera que se cargaba, se sostuvo de su camisa alzado su rostro mirando a su prometido. Este trago saliva porque el calor en su cuerpo estaba aumentando. Jamás se había puesto de esa manera tan nerviosa como lo estaba haciendo ahora, quería estampar el pequeño cuerpo del rubio contra la cama y follarlo ahora mismo, pero no quería aprovecharse de él, en ese estado.

—Jimin, ¿qué crees que haces? —susurro bajo mirando esos rosaditos labios.

El rubio acarició su pecho tratando de quitar los botones de su camisa.

—Solo —suelta un hipido— quiero que me toque, estoy enloqueciendo, ayúdeme.

El mayor mira hacia la ventana, tenía que tener fuerza de voluntad, pero Jimin se lo dejaba muy difícil. Quería tocar esa piel lechosa, morder esos labios carnosos, acariciar lo que se carga atrás. Esos deseos de pecaminosos lo tenía rogando por el pequeño rubio.

—No estás en tus sentidos Park, vamos a la cama a qué te acuestes. —lo alzó tipo princesa hasta la cama, pero el rubio se colgó de su cuello para no dejarlo ir.

—Béseme al menos si no quiere tocarme, yo solo quiero ser suyo... aunque usted no me quiera.

Una de las cosas al tomar alcohol al grado de perder tus sentidos, era que podías decir más que la verdad sin que suene a ello, el alcohol en tu cuerpo podría hacerte reír, estar triste, hablar de cosas que jamás te atreverías a decir estando bueno, y justo ahora Jimin estaba en esos sentidos.

—¿Por qué dices que no te quiero Jimin?

—Sé que no lo hace, solo me secuestró para su beneficio y odio eso... —soltó un par de lágrimas— Porque... usted me gusta mucho, jamás alguien me había gustado como usted, y si no me quiere tocar quiere decir que no me quiere.

Hizo un puchero demasiado tierno, Jeon estando bajo su cuerpo desnudo, acaricio su delgada cintura, le dio toques que hizo erizar la piel al rubio.

—No te toco porque no quiera nene, estás ebrio y no quiero aprovecharme de ti y luego te arrepientas, no será hoy.

𝗠𝗔𝗙𝗜𝗔 🍷𝗸.𝗺Where stories live. Discover now