Vigésimo | Dragón I

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Draco Malfoy era un niño mimado. Él lo sabia muy bien, hijo único de una prestigiosa familia sangre pura, heredero de la noble y antigua casa Malfoy ¿Cómo no iba a ser mimado?

Creció con todo lo que quiso, sus padres eran exigentes con su educación, pero al finalizar el día siempre lo premiaban, Draco era un chico que tendría todo lo que deseaba.

Como todos los niños creció escuchando y leyendo sobre Harry Potter, el niño-que-vivió, Draco recordaba decirle a su madre que quería ser amigo de Potter, recordaba llorar cuando sus lechuzas volvían con la carta que le envió al elegido sin leer, recordaba hacer rabietas cuando su padre no lograba localizar a Harry. ¿Y como no hacerlo?

A medida que crecía el fanatismo que tenia por Potter disminuía, ahora entendía algunas cosas y pensaba que tal vez, solo tal vez, Harry estaría en un lugar tan bien cuidado que no lo dejaban entablar con el mundo mágico para su seguridad. De otro modo no entendía por qué nunca lo había visto en las reuniones del ministerio y sus padres.

Draco sabia que Harry tenia su misma edad, sabia que lo mas seguro era que entrara a Hogwarts con él y contaba los días para que su carta llegara. Sin notarlo nuevamente su mente solo pensaba en Potter, el quería, deseaba estar a su lado, según su padre seria alguien que le ayudara muy bien en su imagen política.

El pensamiento de 'Imagen política' cambio por completo el día en que conoció al vencedor del mundo mágico. El creyó hablar con un chico cualquiera en la tienda de túnicas, su mente le dijo de inmediato que ese niño estaba mal, solo el recordar como Harry se veía el primer día hacia que su pecho doliera

¿Ese era el famoso Harry Potter? ¿Ese niño pequeño y delgado para su edad los salvo? ¿Por qué se veía tan débil y vulnerable? ¿Por qué se veía enfermo? ¿Por qué se veía lastimado?

Draco no era idiota, sus padres le habían enseñado a observar de manera detallada a las personas, Draco sabia que algo muy, muy malo sucedía con Potter, algo que no entendía y tenia miedo de las respuestas en su mente.

Su pecho se calmo un poco al ver a Severus con el menor, su padrino era bueno, él le ayudaría, él podría sanar a Harry. Aun así, seguía teniendo miedo. ¿Quién había lastimado a un niño mágico? ¿Quién le había hecho tanto daño a Potter?

Algo en su corazón había cambiado ese día. Draco era muy protector con sus amigos, Pansy era prueba de ello, siempre la protegía en las reuniones y ver así a Harry Potter levanto una llama en su pecho que no sabía que tenía. Él iba a protegerlo.

Le conto a sus padres de su encuentro con el salvador, les conto como Harry no se veía bien, les conto como Severus estaba a su lado y no fue hasta que Lucius hablo con el pocionista que le creyeron completamente. La familia Malfoy podría ser fría fuera de su hogar, pero si un niño mágico estaba involucrado pelearían con garras y colmillos por salvarlo. Y eso era lo que harían con Harry.

Draco observo como sus padres ayudaban a Severus para tener la custodia del menor, observo como Severus iba a su hogar para hablar con los abogados de su padre respecto a las heridas de Harry, observo la felicidad en los adultos cuando la custodia fue aceptaba y solo con eso su pecho dejo de doler como lo había estado haciendo por dos largas semanas.

Draco era mimado, todo lo que quisiera lo tendría... Pero él no quería algo material, él quería ser amigo de Harry Potter, él quería proteger a ese pequeño niño de cualquier mal.

Justo por ese pensamiento comenzó la correspondencia con Potter, no estaba seguro que le contestara y corrió gritando feliz por la mansión cuando recibió la carta del menor ¡Nunca le había pasado!

Maestro de la Muerte || Harry PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora