Fake Lover | Soukoku - BSD

Día 3

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Día 3

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"Solo actuemos como eso, como amantes. Dime, ¿puedes hacerlo?"

¿Por cuánto tiempo más esas palabras tendrían que dar vueltas en su cabeza? Nunca antes había experimentado un dolor de cabeza tan molesto como el que estaba sintiendo en ese momento.

Miró el reloj, eran las 20:40 horas y apenas se había decidido a levantarse. Efectivamente, no estaba de humor, estaba seguro que podría pasar lo que restaba del día durmiendo como un oso en invierno, pero tenía una responsabilidad que cumplir.

Se dio un baño para despejarse, ¿cuándo fue la última vez que se sintió tan tenso? Rio para sí mismo, tan solo habían pasado tres días y sentía como si cargara con todos los problemas del mundo.

Cuando terminó, se envolvió en la toalla y fue hacía el guardarropa. El traje que Dazai le había comprado estaba envuelto en un protector, era un traje demasiado caro.

-¿Tendré que pagarle por esto también?

Cuestionó con ironía, lo que menos quería era seguir endeudándose con el castaño. Se encogió de hombros, y sacó el traje del protector colocándolo después sobre la cama.

¿Qué clase de baile sería? ¿Cuántas personas asistirían? ¿Los jefes de Dazai estarían presentes?

El traje realmente no se veía tan mal cuando lo tenía puesto, recordaba que el día anterior habían pasado alrededor de tres horas de tienda en tienda buscando el mejor traje. Pero esto no era por el capricho de Chuya, Dazai parecía ser muy estricto con la calidad de la tela, la costura y las medidas. No le importaba pagar un alto precio a cambio de que su pequeño amante vistiera bien para la ocasión.

Deslizó los brazos por las mangas de la camisa blanca, la abotonó y colocó la corbata; luego se puso el pantalón negro liso asegurándose de que la camisa quedara fajada. Se colocó un chaleco negro en "v" y finalmente un saco negro por encima. Se miró en el espejo, el traje le quedaba a la medida y no podía negar que le gustaba su apariencia en ese momento.

"Si quisiera ver a alguna de mis ex-parejas, no me sentaría aquí a beber una taza de café preocupándome por lo que puedo hacer mientras estés conmigo".

Chasqueó la lengua, un nuevo dolor de cabeza. Recordó que la noche anterior había tardado em conciliar el sueño gracias a las palabras de Dazai, incluso su reflejo en la ventana estaba presente.

-Es mi culpa. Si vuelve a decirme algo así está vez seguro que lo mato.

Caminó hacia la puerta y antes de dar un paso fuera de la habitación, soltó un profundo suspiro.

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El lugar al que se dirigían era la casa de una de las familias más ricas del país y por si fuera poco, residencia de uno de los trabajadores del sindicato de protección privada donde trabaja Dazai. No se trataba de una reunión secreta en la que solo compañeros de trabajo podían asistir, se trataba de una fiesta de matrimonio que iba a ser festejada a lo grande.

-Bienvenidos, gracias a todos por venir.

Chuya escuchó a unos cuantos pasos de él, más adelante, una fila de parejas estaba siendo recibida por quienes serían los anfitriones: dos hombres.