Día 30

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Día 30

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—¡Chuya, buenos días! ¡Ya despierta, bello durmiente!

La voz molesta de Dazai fue suficiente para molestar a Chuya en la mañana; abrió los ojos con pesadez y estiró los brazos aún acostado. Había planeado no levantarse de la cama durante todo el día, juraba no sentirse bien a causa de los nervios que lentamente invadían su pecho con el pasar de los segundos y dormir lo distraía de su cruda realidad.

—¿Qué quieres? Déjame dormir, no quiero verte —no fue capaz de abrir los ojos.

—Te he preparado el desayuno, ¿qué te parece? Bueno... en realidad fue el mayordomo, pero le pedí que preparara algo especial para ti. 

Abrió los ojos y notó que a su lado Dazai estaba de pie junto a un carrito donde transportaba el desayuno, ¿de verdad estaba haciendo todo es por él?

—Hmm... debo seguir soñando. Despertaré en medio hora más...

—¡¿Qué?! ¡No, Chuya! ¡Estoy hablando en serio! ¡Esto es la realidad!

Nuevamente le hecho un vistazo a su entorno, se pellizcó el brazo debajo de la sabana para comprobar que estaba despierto y suspiró con pesadez. Se acomodó de modo que su espalda estuviera recargada sobre las almohadas y esperó a que Dazai continuara con el acto de atención.

—Debo admitir que estoy sorprendido con esto, ¿estás tramando algo?

—¿Tiene algo de malo con que quiera tratar a mi novio como lo merece? —cuestionó con seriedad— Te presento el menú: el día de hoy desayunarás omelet, acompañado con la mejor ensalada rusa y una agradable taza de café que va a despertarte en cuanto lo tomes.

—Definitivamente, tu no servirías como mesero —contuvo una risa.

—Cierto. Por eso es que tengo un mayordomo —alzó los hombros—. En fin, dejemos esta charla sin sentido y permitirme darte el desayuno, ¿sí?

—No soy un bebé —se quejó.

—Por cierto, Chuya... Me gustaría invitarte hoy a salir.

—¿Hm? —tomando el plato con el omelet, cuestionó— ¿A dónde? Pensé que hoy tenías trabajo que hacer.

—No ahora... sino, en la noche. Tengo lista la reservación en un restaurante cinco estrellas en el puerto, ¿que piensas?

—Sabía que tenías intenciones ocultas detrás de toda esta atención —murmuró entre dientes—. ¿Por qué siempre haces las cosas por tu cuenta, bastardo?

—¿Por qué será? —alzó la barbilla del pelirrojo— Porque quiero expresar mi amor por ti, Chuya~ —su tono era travieso.

Sin dudarlo un poco, acercó su rostro al del contrario; ambos sintieron el choque de sus respiraciones. La sonrisa en el rostro de Dazai causaba una especie de nervios en Chuya, pero no le incómodo... pensó por un momento, que le gustaba ver esa sonrisa.

Sus labios lentamente se rozaban, Chuya no iba a negarse a ser besado. En cualquier caso, se estaba convirtiendo en un fuerte deseo que necesitaba ser cumplido.

El celular de Dazai sonó y, ante esto, Chuya no pudo evitar rodar los ojos con gran desagrado. Dazai notó esa expresión y maldijo a su destino por permitir que ese tipo de interrupciones pasaran.

Un timbre; dos timbres; tres... Al cuarto la llamada se cortó.

El castaño, aún con sus labios rozando los del enfadado pelirrojo, rio con nerviosismo.

Fake Lover | Soukoku - BSDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora