Fake Lover | Soukoku - BSD

Día 17

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Día 17

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Tenía que pensar en una forma de amarrar a Chuya, en alguna forma de mantenerlo con él; no entendía porque de pronto ese pensamiento se había interpuesto ante todo en su mente. Sentía los ojos pesados, no había podido dormir la noche anterior por la intranquilidad que comenzaba a sentir.

Durante toda la noche, había permanecido observando la espalda del dormido pelirrojo. Luchó contra sí para evitar abrazarlo y disfrutar su aroma, sabía que sí hacia algo así, el contrario no se lo perdonaría o en el peor de los casos, terminaría siendo arrojado fuera de la cama... sinceramente, quería evitarse un dolor de espalda.

Cuando el sol comenzó a salir, el cansado Dazai se levantó de la cama sin hacer ruido y fue directo a ducharse, debía ir a trabajar y lidiar con los nuevos problemas que venían por delante. No podía darse el lujo de pensar en positivo, no teniendo a un temible hacker en la misma zona luchando por el amor de alguien que seguramente terminaría rechazándolos a los dos.

¿Valdría el intento?, pensó.

¿Valdría el intento confesarse? Debía despejar sus pensamientos, apenas iban iniciando la tercera semana; estaba confundido, eso era todo. No estaba realmente seguro de que es lo que sentía por aquel chico que había terminado viviendo con él a la fuerza.

Aunque conocía los sentimientos de Chuya.

Eso era lo que lo confundía aún más.

La ducha no fue tan placentera como solía serlo.

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-Vaya, Dazai-kun. Debo decir que no te ves tan bien como siempre.

La única voz que deseaba no escuchar en todo el día se hizo presente delante de él.

-¿Que te hace pensar eso, Dostoievsky?

-Bueno, el día que te conocí lucias con muchas ganas de vivir. ¿Será que tu relación con Chuya no está saliendo como esperabas?

Lo notó, esos ojos violetas mostraban sin temor alguno las verdaderas intenciones de Fyodor: sí o sí le iba a arrebatar a Nakahara Chuya.

Dazai sin poder evitarlo, soltó una fuerte carcajada que hizo eco en el pasillo. Llevó su mano hacia su fleco y lo hizo hacia atrás, tratando de calmarse.

Dostoievsky, por su parte, no se inmutó; un hombre tan confiado en sí mismo como él no debía sentirse amenazado por la risa de un hombre que estaba a punto de perderlo todo.

-Me he estado preguntando -la mirada vacía de Dazai se fijó en el suelo-, ¿de verdad crees que permitiré que te lo lleves?

-¿Debería darte una respuesta? La especialidad de un hacker es meterse en territorios peligrosos y cuando se es malicioso, tomamos lo que no nos pertenece para hacerlo nuestro de la forma más sucia que puedas imaginar -se encogió de hombros, luego cruzó los brazos-, pero ahora que lo pienso, Dazai-kun...

Dostoievsky caminó para quedar a un lado, cara a cara.

-Tu no eres un hacker y me robaste lo que una vez fue mío. Así que me aseguraré de devolverte el favor.