39. Hermanos, desayunos y permisos

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Me remuevo perezosa en la cama, con cero ganas de levantarme. Teniendo los ojos cerrados, estiro una mano para buscar mi celular y ver la hora, sin embargo, me resbalo de la orilla de la cama y caigo como suicida en el piso.

Que linda manera de comenzar la mañana, Hayden.

Me levanto del suelo con una costilla adolorida. Maldita sea, ya el encierro me está cobrando actitudes. Tomo el celular de la mesita nocturna y observo la hora: 10:13 P.M. También echo un vistazo a las notificaciones.

Tienes 46 mensajes de 7 chats (WhatsApp).

Recordatorio: Evento "cumpleaños" se aproxima. Abre el calendario para más información (Calendario de Google).

Ethan Brooks te ha etiquetado a ti y a 8 personas más en una publicación (Instagram).

Tienes un mensaje directo de "Maddie Edwards" (Facebook).

Ignoro todo lo anterior y enchufo el aparato al cargador para meterme al baño y darme la ducha más rápida de mi vida. Con este frío que está haciendo, no es conveniente durar mucho bajo el agua.

Ya van cinco días desde que mamá prácticamente me prohibió salir. ¡No cede con nada! Por ende, me la tengo que pasar en la casa cuando no estoy en el Blaithe Olthery. Suerte que puedo compartir más tiempo con mi hermano (quién no durará mucho aquí). También hablo con los chicos (Nathan, Alex, Albert, Ethan) en la escuela todo lo que puedo, y con los demás (Madd y Dyl) por la ventana y... a veces vienen a pasar un rato.

Pero no es lo mismo. Y no lo será.

He vivido sin ir a Britte's Coffee, ¿saben por qué? Porque ciertos mellizos me adoran y ayer me trajeron mi hermoso batido de chocolate que tanto amo. Son adorables, ¿no?

Y preciosos.

Por supuesto.

Las cosas como son. Eso siempre.

Mis días se han resumido en redecorar mi habitación, releer libros que tengo en el librero, escuchar los seis álbumes de mis maravillosas reinas Little Mix y comer.

Cuando le conté a los chicos de mis "limitaciones" pensé que se iban a reír de mis desgracias (como suelen hacer los amigos), sin embargo, parecieron tristes... aunque uno de ellos si se carcajeó por un momento. No necesito dar pistas para que sepan que fue Alex.

Ja, ja, ja. Nos salió payaso el castaño.

Salgo del baño con una toalla envuelta en mi cuerpo. Me aseguro de que las ventanas estén cerradas y me pongo una ropa que parece más pijama que otra cosa.

—Veamos qué se puede hacer hoy en el encierro —hablo para mí misma al tiempo que bajo las escaleras hasta la cocina.

¡Dios! Mi vida no puede ser más aburrida en estos días de despedida de diecisiete añera.

Al entrar a la cocina, me llevo una de las sorpresas más grandes de mi vida. ¡Asher cocinando! ¡y no ha quemado la casa aún! Ay, Dios. Qué miedo.

Me apoyo en una esquina de la isla de la cocina con las manos en mi mentón, esperando a que note mi presencia y sorpresa.

Siempre dramática, querida.

Cuando se percata de mi presencia, pone los ojos en blanco por mi expresión con fingido enfado. Luego, viene hacia mí y me da un beso en la cien, dándome los buenos días de hermanito lindo.

—¿Qué cocinas, hermanito? —señalo el sartén tapado.

Él adopta elegancia a la hora de responder.

La Nueva Vida De Hayden ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora