[CORRIGIENDO]
Comenzar desde cero nunca es fácil. Y las cosas se complican cuando en tu mente viven viajando situaciones pasadas que se encargan de quitarte el sueño.
Hayden es una chica con un carácter bien forjado. Una chica que, desde el fallecim...
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Observo mi persona en el espejo de cuerpo completo que está al lado de la puerta. Sin duda mi amiga ha hecho un muy buen trabajo.
El maquillaje es perfecto para la ocasión; una fina pero coqueta línea está trazada por encima del nacimiento de mis pestañas, esta concluye medio centímetro después del terminal del ojo. Como sombra, elegimos unos colores que pasan desapercibidos con el color de mi piel, pero aun así hacen un hermoso contraste con el color de mis cejas naturales y el iluminador sobre mis pómulos y la punta de mi nariz. Entre toda la obra de arte, hay algo que se destaca; mis labios. Con un rojo pasión de casi el mismo color de la sangre, el labial hace que mis labios luzcan muy atractivos, y es tono mate, así que ya se pueden imaginar.
En cuanto a la vestimenta, pensé que usaríamos vestidos o algo parecido, pero cuando Maddie me mostró lo que usaríamos, negarme no era una opción, porque me echó una mirada que hubiese intimidado al mismo Hitler, avisando con ella que, si la contradecía, me desheredaba como amiga.
Así es como estoy ataviada en unos pantalones cortos y blancos de tiro alto, estos me llegan hasta la cintura y tienen cuatro botones plateados que lo hacen ver caros (aunque no dudo que lo sean). En la parte de arriba, un top color rojo vino se adhiere a mí como una segunda piel y, de hecho, no es nada incómodo; la tela es suave como una caricia. Esta prenda tiene unas pequeñas mangas que caen algo libres por debajo de mis hombros dejando mi clavícula descubierta, sin nada más que una cadena plateada.
Y hubo una pequeña discusión en cuanto al calzado... ¡Maddie insistía en que usara tacones! Duramos unos minutos debatiendo en qué usar, y al final, cedió en dejarme con mis tenis color blanco. Ella usará los tacones, y aunque le avisé que personas han perdido un pie por andar encima de diez centímetros bonitos, dijo que "otro calzado le quitaría estilo a su outfit".
Escucho los mencionados resonar por el suelo cuando por fin termina su maquillaje y ropa. La observo salir y...
—¡Guau! Estás...
—¡Horrenda! Lo sé —baja la cabeza para evitar que vea su cara. Pero ya es tarde.
—¿Qué pasó? —quiero saber. Se le ve frustrada.
—¡Es el maldito delineado, no quiere salir y lo he borrado ya nueve veces! —con desesperación se tira a la cama, pero queda en una posición entre sentada y acostada.
Aquí hay un problema. No sirves para esto.
Tienes toda la razón.
—Vale, lo principal es relajarnos, respirar profundo —sigo mis propias instrucciones y a la siguiente inhalación ella me sigue —, piensa en cosas que te relajan.
Maddie levanta la cabeza hacia mí con ojos inocentes.
