E X T R A #1

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E X T R A  #1

(Ubicado en la línea de tiempo del capítulo 41, domingo en la tarde).

CITA CON EL DESCONOCIDO.

Narradora: Maddie Edwards.

Sería una vil mentirosa si dijera que no estoy nerviosa, pues esa palabra le queda más que corta al sentimiento de tripas estrujándose que tengo en el estómago. Ni siquiera ha llegado la hora de encontrarme con mi chico desconocido y creo que me va a dar un ataque.

C034791 es su usuario. Algo tan simple como una letra y seis números no me da pistas de cómo puede ser él. Sin embargo, puedo decir que tiene una personalidad que me encanta y da la atención que a mí me gusta recibir. No es que quiera compararlo con mis antiguos novios, pero a diferencia de ellos, este chico me da lo que recibe y mucho más.

¿Por qué pienso en eso? No es como que fuéramos a hacernos novios con solo vernos la cara.

He contado cada día faltante desde que al fin me pidió conocernos. No quería parecer desesperada, pero... teníamos más de dos meses hablando y me da mucha curiosidad saber quién es, si lo he visto en alguna parte o es alguien nuevo por seguir conociendo.

Aplico rímel en mis pestañas, viéndome en el espejo del tocador. Nada de maquillaje pesado, me dije hace unos días. No quiero parecer una pared empañetada como ciertas personas que conozco. Después de todo, es mejor mostrarse un poco al natural y dejar que la belleza que nos funde salga sola a la luz sin necesidad de resaltarla.

Tomo el brillo labial y peino mis cejas. Eso es todo lo que haré para arreglarme la cara. Me pone un poco ansiosa el hecho de ir a conocerlo. A tal nivel, que el día en que me dijo "quiero que nos encontremos pronto", vacié el guardarropa en busca de las prendas que iba a usar. ¿Paranoica, yo? Nah, solo preparada con anticipación.

—Vamos, Maddie —me animo frente al espejo en el intento de calmarme —, solo es una salida casual con el chico que llevas hablando mucho tiempo y sabe cosas de ti que puede usar en tu contra para meterte en problemas y —paro en seco —. Ok, esto no ayuda en nada.

Suelto un resoplido antes de agarrar el cepillo y dar con mi cabello todavía húmedo. Desenredo las hebras sin mucho esfuerzo y echo algún producto para que luzca mejor. No lo trenzo, ni lo amarro. Lo dejo al natural.

Antes, Maddison Edwards era otra yo. Una persona muy insegura que cubría su cara para que las demás personas no vieran los rasgos que esta poseían. Alguien que se esmeraba tapando cada marca que creía imperfecta, solo para encajar y sentirse parte del resto de las chicas.

Un día, quité cada pizca de maquillaje de mi cara, me solté el cabello y quedé en ropa interior frente al espejo. Me miré por varios minutos. Cada cosa que yo llamaba "imperfección", las pequeñas cicatrices en los codos y rodillas que me hice de niña cuando caía. Luego, sonreí y pasé los dedos por todas esas secciones, por mi cara, por mis brazos y le dije a mi reflejo: "eres increíblemente hermosa".

Desde ese momento dejé de ser Maddison, la chica insegura que cubría todo lo que no le gustaba. Comencé a ser Maddie, la adolescente segura de sí misma e ignorante a las críticas destructivas. Supe que estaba comenzando a amarme a mí misma.

Escucho dos toques en la puerta.

—Puede —anuncio a quien sea que esté detrás.

Mamá entra despacio, pero sin preocuparse de no hacer ruido. Une ambas manos detrás de su espalda y me detalla con detenimiento.

—Hermosa.

Una sonrisa de alivio me cruza el rostro.

—Gracias.

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