21. Razones

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Quisiera decir que dejé todo y me fui de vuelta a Chicago, pero cuando eres un ser humano, las cosas no son tal fáciles. No podía irme, no ahora. Estamos en medio de una tediosa semana de exámenes y trabajos para la primera calificación.

En otras palabras, los maestros sacándonos las notas de las costillas.

Cuando escucho el sonido del timbre, juro que veo a los ángeles volando por toda el aula. Qué día tan pesado ha sido hoy. Necesito ir a mi casa, tomar un baño y poner música por un largo rato sin que ningún individuo me moleste.

—Bien chicos, eso es todo por hoy —da por concluida la clase, nuestro maestro de biología —. Recuerden los trabajos el lunes, sin falta. Quien no sea responsable, verá un lindo cero en rojo en la casilla de treinta puntos.

Cabe destacar que es muy motivador, eh.

Creo que no debo decir con quién hice pareja para el trabajo. Obviamente me puse con Maddie, como en todas las demás asignaciones en pareja. Aunque confieso que cuando "vamos a comenzar a trabajar" siempre hay varias charlas de por medio que se extienden a horas.

Pero no importa, porque son vecinas.

Exactamente. Tú me entiendes.

Soy tu conciencia, pienso más que tú.

Muy humilde, sí.

Los chicos no están en nuestra sección, sino que son parte de la B y C, mientras que Madd y yo estamos en la A. Siempre reinas. Je, je.

Salimos del aula con un montón de libros encima. ¿Cuándo se va a modernizar esta gente? Existen cosas llamadas aparatos tecnológicos en las que encuentras más información de la que hay en los libros. ¡Están matando árboles! Solo se deberían aceptar los que son de lectura, de los que tengo en mi cuarto.

Aunque si lo pensamos bien, no todos tienen acceso a la tecnología. Igual aún los usan por eso y no me había dado cuenta...

Con dificultad, llegamos a los casilleros y metemos todas las cosas tratando de ser ordenadas a la hora de hacerlo. Énfasis en tratando, porque se nos caen un par.

¿En dónde están los chicos cuando necesitamos de su fuerza?

Seguro haciendo de los planes en los que participas siempre sin poner peros.

En mi defensa, siempre son divertidos. Hemos forjado una amistad y me han ayudado mucho a adaptarme en absolutamente todo. Porque no solo están en el instituto, sino fuera, buscando la manera de unirse y pasar el rato.

Hacen que todo sea... soportable.

Bueno, algunos de ellos. Porque mágicamente a cierta persona le volví a caer mal. Tenemos que hablar seriamente de su maldito problema conmigo. Cuando hace dos días intenté hablar con él me ignoró completamente como si yo fuese invisible. He preguntado a Maddie para ver si ha dicho algo, pero al parecer le caigo mal porque sí.

Idiota.

Observo como Milly me pasa por el lado mirándome con desprecio junto con sus dos amigas rubias. No intenta hacer nada en mi contra como era de esperarse. Ya sabe muy bien con quién está tratando... o tal vez se esté cuidando de otra suspensión por haber sido encontrada husmeando entre mis documentos personales en un área prohibida para estudiantes.

Porque aparte de cruel, bruta. Se le olvidó que existía algo llamado cámaras.

—Hola, princesa —escucho la voz de Nathan cerca.

Sí. Volvió con el apodo. Pero me cae bien, así que lo dejo pasar solo porque es mi amigo.

—Hola, bomboncito —la voz de Ethan suena del otro lado.

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