43. Despertares

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Porque la emoción me ganó y comencé a editarlo ayer para acabarlo hoy antes de salir.

Disfruten <3

(***)

Me arrastro unos centímetros en la cama buscando un lugar más frío en el espacio, sin embargo, al realizar el movimiento, siento como unas manos me aprisionan halándome en dirección contraria. De inmediato me alarmo, pero al abrir los ojos y ver la habitación mi cuerpo se relaja y los recuerdos de anoche llegan a mi mente, dibujando una extensa sonrisa en mi rostro.

En un intento de moverme nuevamente, consigo que un gruñido abandone la garganta de mi... ejem... compañero. Se remueve somnoliento y nos pega más como si fuera posible hacer tal cosa.

Observo su mano en mi abdomen ahora descubierto (se me ha levantado la camiseta en la noche). Sin despegar su mano del lugar, me giro hasta quedar frente a él. Sus ojos cerrados adornados por las espesas pestañas y más arriba las pobladas cejas del mismo color que su suave y alborotado cabello.

Planto un pequeño beso en sus labios haciendo que se despierte.

Aprovechando el momento. Eres una pequeña golosa.

Una pequeña golosa que al fin cumplió sus dieciocho años.

—Días, porque buenos son los momentos que pasas con la persona que te gusta —bromea desde temprano.

Abre los ojos y me permite ver ese color café que me ha mirado tan lindo tantas veces. Ahora es él quien me toma de la nuca y planta un beso bastante más duradero que el anterior.

Me siento a horcadas sobre él y lo sigo besando. ¿Desde cuándo soy tan hábil? Si me pierdo cada vez que unimos nuestros labios.

La realidad viene a mi mente y hace que rompa el beso, siendo suave. Es martes y por supuesto que tenemos instituto. Volteo a ver el reloj del despertador, marca las 06:41 de la mañana. No es que sea temprano... pero tampoco es muy tarde, así que no me preocupo demasiado.

Siento la reacción de cierta parte en la que estoy sentada. Suelto unas risillas.

Mhm... goloso.

—No te preocupes, es...

—Calambre mañanero —termino por él.

Frunce el ceño con diversión.

—¿Cómo lo sabes?

Me enorgullezco por mi amor hacia los libros.

—Ventajas de ser lectora.

Ahora es él quien ríe por lo bajo y me toma la mano izquierda. Contemplando la hermosura de brazalete que él mismo me regaló. No puedo evitar recordar lo ocurrido anoche y... que hoy es mi cumpleaños.

Hilary y Asher llegan a mi mente. ¿Habrán estado esperándome anoche? Creo que mamá no...

Le dedico a Dylan una última sonrisa antes de ponerme de pie para buscar mis tenis. Muy hermoso el momento y todo, pero lamentablemente tenemos responsabilidades y debo ir a prepararme para las clases.

El pelinegro se sienta en la cama y quita la cobija de su cuerpo, dejando ver su abdomen desnudo y sus pantalones de chandal.

—Te queda bien mi camiseta —halaga con picardía en su tono.

No digas eso, que la mente de los demás pueden procesar cosillas.

—Aww, gracias —hablo tiernamente, luego cambio mi cara a una de maldad —, pero la acabas de perder.

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