14. Juegos

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Luego de que cada participante escribiera su nombre en los papelitos que nos había dado Nathan, se dividen en dos tazones de cristal transparente

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Luego de que cada participante escribiera su nombre en los papelitos que nos había dado Nathan, se dividen en dos tazones de cristal transparente.

Me sorprendí bastante cuando a parte de ser los juegos una tradición, juegan cosas tradicionales de fiestas como verdad o reto, yo nunca nunca, quien es más probable que y en este caso...

Siete minutos en el paraíso.

Había escuchado del juego, pero no demasiado. De igual forma, el anfitrión explicó algo de ello. Según lo que mi mente ebria recuerda...

» El juego de 7 minutos en el paraíso consiste en que de la forma que decidan (en este caso, con papeles al azar), una pareja entrará en un cuarto o armario pequeño y tendrá siete minutos exactos para hacer cualquier cosa que deseen. Los jugadores pueden hacerse preguntas mutuamente y es obligatorio contestar con la verdad absoluta. También pueden hacer sus cosas subidas de tono, siempre y cuando sea con el consentimiento de ambos.

En el círculo/cuadrado que formamos las personas que vamos a participar, el 50% somos chicas y el otro 50% chicos, para estar a la par y que nadie tenga que repetir turno.

Mi cabeza sigue dando vueltas, pero me quedo.

Pido a Alex (quien es el único sobrio) que me traiga una botella de agua.

—¿Listos para comenzar? —pregunta con emoción Nathan.

Los efectos de las copas que me he bebido a lo largo de la noche son culpables de mi impresionante relajación actual. No bebo a menudo, por eso me embriago con más rapidez que otras personas, pero no es como si no hubiese tomado alcohol en mi vida, simplemente no es una práctica constante.

—¡SÍÍÍÍÍ! —responden los participantes al unísono.

Nathan procede a sacar los nombres de la primera pareja.

—Y los agraciados son... —va anunciando mientras abre el primer papel —Maddie —a mi lado, se pone de pie sin muchos ánimos —y Steve —un chico alto y castaño clarito se levanta.

—Madd —susurro antes de que se vaya —, ten cuidado.

Asiente con una sonrisita y camina con Steve hacia el armario que eligieron para el juego. En realidad, es un cuarto de guardar útiles de limpieza.

—Corre tiempo —dice Nathan pegado al margen de la puerta para que puedan escucharlo.

Cabe destacar que cuando Maddie sale de dicho cuarto, es evidente que tiene el pintalabios corrido, casi quitado. Y el chico parece que se hubiera untado una mano de pintura rosa fuerte y se hubiese embarrado la cara en ella.

Los Edwards y su don para ligar.

¿Qué...?

El juego siguió como las reglas lo dictaban. Llegué a aburrirme, porque casi a todos les había tocado y solo quedaban alrededor de seis papeles en cada tazón, es como si hubiesen querido hacerme esperar y joderme la cabeza pensando, porque sí, en ese tiempo no hice más que pensar en personas que me mandan a la mierda, o sea, mi supuesto amigo Patrick.

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