17. Britte's Coffee

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Me salió más largo de lo que esperaba, pero aquí está :D

Disfruten <3

(***)

Un pitido excesivamente molesto al que no estoy acostumbrada me hace abrir los ojos de repente y tener un sobresalto que... me hace caer de la cama. Miro hacia la mesita de noche y... es el despertador que mamá se encargó de comprarme ayer.

Y desde el principio veo que nos vamos a llevar mal.

¿Te puedes llevar mal con un desper...?

Sí.

Me pongo de pie de malas maneras y tropiezo con las sábanas. Que hermoso despertar. Que se note el sarcasmo, por favor. Y lindo día para comenzar mal, jueves, tenemos clases. Y no puedo faltar porque ayer lo hice.

Hago mi rutina acostumbrada para cuando voy al instituto. Mientras tanto, pienso en llamar a mis amigas en la tarde para contarles sobre "la divertida fiesta a la que fui ayer". Solo es una excusa para poder comunicarme con ellas, pues tenemos un par de días en los que solo intercambiamos un par de mensajes.

Retrocedo en mi mente a la escena en la que Albert quería hacer algo conmigo. Eso solo hizo que mis teorías de que quieren jugar conmigo aumenten. Entonces, ¿por qué cuando estoy con otro de ellos se me olvida que no debo...? No, espera. No estoy cayendo. Eso sería bien estúpido. Sí, están buenos y todo, pero no es razón para que te atraiga alguien, y mucho menos si lo que busca es jugar contigo.

Son ridículos.

Igual, acepto que provoqué a Albert... ¿debería disculparme por ello?

Me visto con unos pantalones azul aqua de tiro alto que me encantan y un suéter color blanco liso que es una talla más grande que la mía. Hago un pequeño nudo delante para que se ajuste a mi cintura. Decido amarrar mi cabello ya que el clima está algo caluroso. Tardo unos minutos repasando el calzado. Al final, me decido por unos zapatos blancos.

Ya acostumbrada a que mi madre no se encuentre por las mañanas, bajo los escalones directamente hacia la cocina y como no me queda mucho tiempo para desayunar algo bien, saco una barrita de cereal de la cajita que está en la nevera. Mamá las come frías. Están durísimas.

Me aseguro de cerrar bien la puerta con la llave de la casa que me pertenece, y como de costumbre, me encuentro con los mellizos Edwards saliendo de su casa, ya con el auto aparcado frente a esta.

—Buenos días —saludo sonriente. Al menos me levanté cortés.

Los mellizos hacen su extraña maniobra de telepatía para responder al mismo tiempo.

—Buenos días.

Entramos y cierro la puerta del auto. Maddie bosteza. Dylan entra la llave y lo enciende. Comenzamos a recorrer el camino de siempre, pero esta vez ya no en busca de Ethan, porque según me enteré, su auto abollado ya está como nuevo.

Los párpados se me cierran poco a poco, pero la acción se detiene cuando los sonidos de nuestros celulares con diferentes tonos hacen que vuelva a medio despertarme.

Una gota, un sonido de copa y un burbujeo. Al mismo tiempo los tres celulares.

Está de más describir lo confundidos que estamos. Los chicos no suelen escribir por el grupo que tenemos a estas horas, ya que o están de camino o se están alistando para irse. Maddie agarra su celular de su bolsillo trasero y yo hago lo mismo, pero sacándolo de mi mochila.

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