Cassie & Chase | 1

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POV CHASE

River comienza a discutir con el imbécil de Eslay y, sientiendo que no es momento de perder el tiempo, decido alejarme del par discutiendo, y Matthew, para dirigirme hacia el pasillo del final del salón de apuestas, esquivando los cuerpos y la sangre, para comenzar a buscar a Cassandra.

Espero que no me tomé mucho tiempo; aunque, teniendo en cuenta que todo el maldito lugar se vació en cuanto los disparos comenzaron, no creo tener inconvenientes. En mí mente trato de ubicarla por la manera en que se veía en las cámaras, así que repito la imagen varias veces en mí mente mientras subo las escaleras hasta las habitaciones de prostitución. Para mí suerte, no tardo demasiado en encontrarla; está atada de pie a uno de los postes de la cama, con la cabeza cayendo hacia delante sin fuerzas, y, al momento de ver la imagen, mí corazón da un vuelco doloroso.

Me quedo estático en mí lugar mientras solo la observo. Lo único que me saca de mí transe es el pequeño y débil gemido de dolor que escapa de sus labios, acompañado por sollozos entrecortados. Me apresuro hasta ella, y primero sujeto su rostro entre mis manos para levantar su cabeza y asegurarme de que está bien, pero no es así: su rostro está bañado en lágrimas, sus ojos rojos e hinchados, y sus labios están muy resecos. La marca de una mano adorna dolorosamente su cuello, y puedo sentir la rabia ascendiendo por mí cuerpo.

—Mierda, Cass... ¿Qué te hicieron esos hijos de puta?

La pregunta es retórica, y dirigida a nadie en especial, pero ella responde de todos modos, diciendo con una quebrada y cansada voz—: Ellos hicieron... lo que quisieron.

Hipa un gemido doloroso, y, mientras evito el impulso de querer abrazarla y consolarla cuando claramente no es el momento adecuado, así que, en cambio, me apresuro a desatar su cuerpo; primero los pies, para evitar que caiga, y finalmente los brazos. La sostengo contra mi pecho, frotando su espalda para evitar que siga llorando tan débilmente.

«Ella no es el blanco real, solo la utilizaron como un aviso». Las palabras que Matt me dijo en el auto vuelven a mí mente, y la rabia asciende por mí pecho mientras intento pensar que clase de persona puede hacer esto como un aviso; entonces, la molestia por Eslay ya implantada, no hace más que incrementar. Cassandra no estaría de está manera de no ser por la situación que envuelve a River, y el temor de que algo igual, o peor que esto, le vaya a suceder también a mí hermana, incrementa a cada momento.

No voy a negar que hacer esta mierda que hacía de adolescente me hizo sentir increíble, pero en aquél momento era un método que perfeccioné para poder mantenernos a River y a mí unidos y a salvo. Me habría gustado que esto nunca hubiera sucedido.

—¿Chase? —me llama Cassie, en un tono bajo y casi perdido. La tomo en brazos, haciendo un sonido afirmativo, y ella se acurruca contra mí pecho, de una manera en la que luce más pequeña—. Estoy asustada.

Ese murmullo es suficiente para hacerme tragar grueso. Jamás la había oído pronunciar esas palabras tan seriamente, con tanto dolor, y con tanto... miedo. Ella puede estar muriendo del miedo, y aún así se hará la valiente y dirá que está bien, porque así es ella, hay que saber leerla; es más compleja de lo que aparenta ser, y hay que conocerla demasiado bien para poder descifrar sus emociones. Sin embargo, a veces es jodidamente difícil.

«Oh, así que vas a casarte... ¡Felicidades, estoy muy feliz por ti!», dijo el día en que se lo conté, para que me ayudara a buscar una manera de decírselo a River. ¿Pero era así? ¿De verdad estabas feliz por mí, Cassie, de verdad no te importó ni siquiera un poco? ¿No estabas muriendo por dentro como lo estaba yo? Desearía poder leer tu mente, Cass...

—Está bien, estás bien —murmuro, y seguidamente dejo un beso en su frente—. Ya te tengo, estás conmigo y segura. Te pondremos a salvo, lo prometo; nadie te hará nada malo después de hoy.

La acomodo contra mí, y sosteniéndola con firmeza salgo de la habitación, llevándola hacia donde los demás siguen discutiendo. River se acerca a nosotros, y mí primer instinto es querer alejarla, no voy a mentir, no quiero que nadie la toque; sin embargo, es River, por lo que me obligo a no moverme y dejar que la vea. Entonces, dice lo obvio: Cassandra fue drogada, y aunque quiero seguir indagando en lo sucedido, me preguntó si realmente estoy listo para saber qué es lo que hicieron con ella.

La saco del lugar tras avisarle a River, y me acerco al auto. Es difícil intentar maniobrar mis manos cuando estoy sosteniendo a Cassandra, pero hago mí mejor esfuerzo hasta que logro abrir la puerta sin hacerle daño. Uso mi pie para bajar la laptop, y en cuanto intento meterla en el asiento trasero, ella solo chilla suavemente y trata de inclinarse hacia mi, con gran pesadez y dificultad.

—Está bien, Cassie... Estoy contigo. —A como puedo, hago que ambos entremos en el asiento trasero; acomodo su torso junto al mío, y hago que estire sus piernas.

Hay algunos moretones en sus muslos, y no son golpes; hay claramente dedos marcados allí. Trago grueso mientras siento mí cuerpo encenderse en furia. Juro que esos bastardos hijos de puta no estuvieran muertos ya, volvería dentro y me aseguraría de torturarlos hasta la muerte.

Jodidos hijos de perra...

—No me... siento bien —habla con dificultad—. Ayuda a River, yo no puedo.

—Ella está bien. —Y justo en ese momento, veo a River saliendo del lugar, despeinada y con el vestido ensangrentado—. Aquí viene, ella está bien.

Cassie niega—. No. —Pero no dice nada más, y simplemente cierra sus ojos. ¿A qué se refiere con «no»?

River llega junto a nosotros, y me dedica una mirada de confusión en cuanto ve que tengo a Cassandra entre mis brazos con tanta delicadeza y protección. Sin embargo, no dice nada más que «cambiemos». Entonces, mientras ella toma el lugar que no quería dejar, me subo detrás del volante, y comienzo a conducir camino hacia el departamento de Cassandra; mientras tanto, siento mí cuerpo pesado y adolorido, con la adrenalina inicial desapareciendo de mí sistema, volviendo a mis normales cinco sentidos. No puedo evitar dar miradas a ambas mujeres por el retrovisor; River acaricia el cabello de su mejor amiga mientras la arrulla.

La imagen puede ser desgarradora cuando lo piensas bien.

No tardamos mucho en llegar al departamento de Cassandra, así que la tomo en brazos para ayudarla a subir, con gran sigilo para que nadie vea a dos personas ensangrentadas subiendo las escaleras con otra persona inconsciente. Entramos al departamento, gracias a una llave oculta de emergencia, y River solo me pide que la lleve al baño y la deje en la bañera.

—¿Qué harás? —le pregunto, no pudiendo ocultar la preocupación en mi voz.

—Usaré el duchador. Eslay enviará un médico para que revise a Cassie y...

—Supongo que a ti también —la interrumpo en cuanto me da la espalda y noto el corte en el vestido, acercándome y viendo la herida en su espalda.

—Yo estoy bien, ella necesita más ayuda. —Oigo como trata de ocultar la desesperación en su voz, pero se quiebra de cierta manera en la que es difícil poder ocultarlo—. Puedes irte, me ocuparé del resto.

Acaricia la cabeza de Cassie y se pone de pie para poder ponerse frente a mí. Paso saliva, quedándome en silencio y estático durante lo que parecen quince minutos; no me quiero ir todavía, no hasta que me asegure de que todo con ambas está bien.

—Me quedaré un poco más. No las dejaré solas aún.

River hace una mueca parecida a una sonrisa, y seguidamente me abraza, apoyando la cabeza en mí pecho. Entonces murmura—: Gracias... por todo.

Y lo siguiente que escucho, es como comienza a llorar de manera silenciosa, mientras mí corazón solo duele.

De un Mafioso | Clan Crawford #1Where stories live. Discover now