Capítulo 9

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Se apresura hasta ambos, a pesar de que Jaron me suelta en cuanto lo oye. El ceño de Matt está completamente fruncido, y aunque Jaron es ligeramente más alto que Matt, luce temeroso de él… Aunque no es para menos, ya que es el sovetnik… sea lo que sea.

—Si yo no estoy contento con la escena que acabo de ver, te juro que Eslay no lo estará cuando se lo diga —le advierte, poniendo una mano en mi espalda y alejándome de Jaron—. Ya sabes dónde esperar, y por tu bien espero que te encuentres ahí cuando vaya. —Esa última advertencia incluso a mí me da escalofríos.

Entramos a la sala, y Matt se encarga de hacerme sentir cómoda. ¿Cómo es eso posible? No lo sé, simplemente da la atmósfera de hermano mayor protector. Es increíble, pero cada vez me agrada más.

—Vi su nariz, ¿qué sucedió? —pregunta, deteniéndose y mirándome un poco juicioso—. ¿Qué hizo para merecer eso?

Me encojo de hombros—. Le dije que necesitaba hablar con Eslay, no me lo permitió… Me tomó de la muñeca, no me gusta que hagan eso.

Y en ese momento, como si una luz de comprensión lo iluminara, parece entender porqué me negué a tener las esposas; y agradezco que no diga nada al respecto, porque aunque pasen los años yo no estoy lista para hablar de ello.

—¿De qué quieres hablar con Eslay? Está ocupado justo ahora.

—Solo… quiero pedirle algo. —Matt levanta una ceja, curioso y a la vez ¿preocupado?—. No es nada malo, lo juro.

—Hmm. —Duda un poco, analizando mi rostro en busca de algo—. Está bien, tienes permitido hablar con él. Sígueme.

Sin pensarlo dos veces lo sigo hasta el estudio de Eslay, el cual está relativamente cerca a la sala, y me hace detenerme para explicarme que probablemente estará de mal humor (¡oh, sorpresa!), y que debo tener cuidado con las palabras que utilizo.

El tener que hablar con Eslay se siente como estar pisando cáscaras de huevo.

Toca a la puerta dos veces antes de que Eslay le de permiso de entrar, y detrás de él entro yo, casi como un pequeño cordero. Eslay levanta la mirada hacia ambos, y un poco de incredulidad aparece en su rostro antes de suspirar con pesadez y dejarse caer hacia el respaldar con un poco de fastidio.

—¿Qué sucede? —pregunta, alejando las manos de su laptop y prestándonos atención—. Espero que sea importante, y sobre todo corto, tengo una importante videoconferencia dentro de diez minutos. —Le hace una seña a Matt y éste sale, cerrando la puerta para darnos privacidad.

—Quiero mi computadora. —Ante esas palabras, y de forma inmediata, Eslay suelta una risita que me hace molestar y mirarlo con seriedad—. No es una broma.

—No necesitas tu computadora.

—Eslay, tengo un trabajo que hacer —le explico, dando pasos hacia el escritorio—. ¡Acabo de conseguir un ascenso, no puedo perder mi empleo! No me puedo simplemente ausentar solo porque tú lo decidiste.

—Una computadora tiene acceso a internet. Tienes un celular para hablar durante una hora, eso es…

—¡Es mi empleo! Manejo las redes sociales de artistas y deportistas, Eslay, tener acceso a internet es la idea. —Siento querer arrojar algo en su dirección, pero simplemente no hay nada que pueda arrojar y que le pueda hacer daño.

—No, y es mi última respuesta.

—¿Sabes qué? ¡Jódete! —Le muestro el dedo medio, y sin darle tiempo a decir nada, me encamino a la salida y abro la puerta con tanta fuerza que la hago rebotar.

—¡¿Adónde crees que vas?!

Haciendo caso omiso a sus palabras, y tomando por sorpresa a Matt, quien me mira con un poco de asombro, me acerco a él hecha una furia y solo me lo quedo mirando, hasta que suelto el aire de mis pulmones y digo.

—Enciérrame, estoy en huelga.

—¿Huelga? —Matt parece divertido.

—¡Sí, huelga! ¡Enciérrame en cualquier lado menos en su habitación!

—¿Te parece bien la mía?

—¡Cualquier lado está bien, solo ya no me hagas seguir viendo su estúpido rostro! —Y ni siquiera yo podría creer que ya lo insulté dos veces.

Un fuerte golpe suena en el escritorio de Eslay, y ambos volteamos a verlo al tiempo en que se pone de pie y camina hacia nosotros dos con una expresión de furia y pasos pesados. Probablemente quiere verse intimidante, y aunque así es no se lo dejo saber.

—Me cansé. —Cuando está a mi lado me sujeta del brazo y mira a Matt—. Saca los presupuestos de Clandestine, calcula ganancias, ¡haz algo!

—Tengo algo de lo que ocuparme primero —dice Matt, sin desaparecer su diversión, y entonces se va por donde vinimos.

Ahora la atención de Eslay está en mí mientras intento liberarme de su agarre de cualquier manera. Tal vez estoy firmando mi sentencia de muerte, pero si voy a perder mi empleo y tengo que tolerarlo, me siento con el derecho de hacer los berrinches, huelgas, y romper cualquier cosa como método de terapia.

—Tú estás malditamente loca. —Comienza a arrastrarme hacia las escaleras, pidiéndole al mayordomo que está allí la llave de una habitación y seguidamente continuando el camino hasta el siguiente piso—. ¿Quieres tu jodida computadora? ¡Bien! Pero estarás siendo supervisada por alguno de mis hombres a cada momento que la utilices.

Su repentino cambio de parecer me desconcierta un poco, pero me importa una mierda ser supervisada mientras pueda hacer mi trabajo. Bueno, estoy mintiendo, estaría mejor si no tuviera a alguien detrás mío vigilando mis pasos, ¿pero qué otra opción tengo?

Abre la puerta de la habitación y me hace entrar. No está mal, es bastante amplia, pero tiene un ligero olor a encierro que me hace arrugar la nariz con desagrado. Espero poder abrir la ventana, al menos.

—No quieres estar en mi habitación, bien, estarás en esta. —Entro e inspecciono todo antes de voltear a verlo—. Parece que le gustas a Matt, así que intenta no volverte su nuevo objetivo.

Y eso es todo, ni siquiera me deja darle una respuesta o protestar. De mi boca no sale palabra alguna y entonces se va, encerrándome en la habitación… ¿Mi habitación?

Ahora quisiera poder hacer aquella llamada, pero el celular se me cayó en cuanto golpeé a Jaron, y probablemente no me lo traigan si lo solicito. Solo espero que los de recursos humanos, o al menos el señor Clifford, sean comprensivos con mi excusa. Perder ese empleo no está permitido.

De un Mafioso | Clan Crawford #1Where stories live. Discover now