Capítulo 7

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Intento dormir y así tratar de ir a un lugar mejor después de este día tan mierda, frustrante y estresante. Siento que quiero desaparecer de la faz de la tierra, vivir en una burbuja. Sin embargo, después de las palabras de Eslay cerrar mis ojos y dejarme dormir es algo completamente imposible, horrible y más cansador que cualquier otra cosa. Mi mente reproduce aquél día una, y otra y otra vez, y lo único que me mantiene cuerda es mirar la luz de la luna a través de la ventana.

No sé cuánto tiempo pasa realmente desde que Eslay se marchó, pero todo mi cuerpo, cada parte de él comienza a sentirse adolorido y pesado, agotado. Además de eso, mi estómago ha estado sonando de vez en cuando pidiéndome comida, y mi seca garganta clama por unas gotas de agua, ¡y mi vejiga! Mierda, estoy segura de que en cualquier momento terminaré orinándome encima. Y en efecto, cuando siento un gran pinchazo en mi vejiga que no voy a poder tolerar estar mucho más de esta manera.

Comienzo a tirar de mis extremidades para intentar liberarme de alguna manera. Dudo mucho el tener vigilancia, no he oído nada en todo el tiempo que llevo despierta, pero por cualquier cosa intento hacer el menos ruido posible. Con la fricción termino raspando y enrojeciendo la piel de mis muñecas y tobillos, pero el dolor es lo que menos me importa cuando comienzo a sentir como uno de mis pies comienza a tener más libertad de movimiento.

Una pequeña luz de esperanza me ilumina, y termino esforzándome más para poder liberarme. Es un trabajo duro, sin embargo no pasa mucho hasta que logro liberar mi pie, y con ayuda de ese intento liberar al otro. Ese no es tan fácil, por lo que termino frustrándome y dando un golpe en la cama, haciendo que aquél especie de grillete rebote y caiga de la cama, haciendo un gran ruido; más por las cadenas que lo sujetan que por el material de cuero y las hebillas.

Hago una mueca y me quedo estática un momento, esperando que no lo hayan oído en otro lugar de la casa. Por lo inmensa de esta habitación puedo decir que no es un lugar pequeño, por lo que es poco probable que alguien más lo haya oído… O al menos eso espero.

Aquella luz de esperanza que me había iluminado hace pocos segundos se apaga por completo oigo unos cortos pasos y seguidamente la puerta se abre. Esta vez no puedo distinguir bien quién está parado en el umbral de la puerta, ya que no tengo ninguna luz de este lado que pueda iluminar su rostro; únicamente puedo ver su silueta, pero solo con eso puedo decir que no es Eslay.

Éste tiene un porte musculoso, pero no lo es tanto como Eslay, y el estilo de su pelo es bastante diferente también en su silueta. Puede que no esté viendo nada en lo absoluto, pero tengo una memoria increíble, por lo que cuando el hombre aclara su garganta y decide hablar, puedo saber de inmediato quién es, lo reconozco.

—¿Qué está pasando aquí? —pregunta Matthew, el hombre rubio de cautivadores y extraños ojos verdes, entre un poco molesto y otro poco adormilado.

¿Estaba dormido? No pudo haber llegado tan rápido de haber sido así, y tampoco pudo haberla oído, ¿es que acaso estaba dormido del otro lado de la puerta?

Tantea la pared a su lado, y termina por presionar el interruptor de la luz, iluminando la habitación y dejándome ciega al instante. Una mueca de disgusto le contorsiona el rostro, y aunque intente cubrirse los ojos con el brazo, aquella cadena no se lo permite.

—Veo que no has perdido el tiempo en dormir —habla nuevamente, y esta vez puedo oír un tono divertido en su voz—. ¿Qué tan habilidosa tienes que ser para escaparte de una esposa como esta? —En cuanto abro los ojos puedo verlo inclinándose junto a la cama y levantando aquella esposa con una sonrisa—. Sería divertido ver cómo lo haces de nuevo.

Debería tal vez estar aterrada ante su tono casi lascivo, pero únicamente ruedo los ojos y en cuanto intenta sujetar mi tobillo aparto mi pierna en un rápido movimiento como acto reflejo. Si intenta tocarme nuevamente, no dudaré en patearlo.

De un Mafioso | Clan Crawford #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora