Capítulo 26

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Por la mañana, el bullicio en la cocina y un horrible mareo acompañado por náuseas me terminan despertando. Ni siquiera termino de abrir mis ojos cuando llego una mano a mi boca y me siento de manera abrupta en el sofá. La noche pasada, Chase dejó que me quedara en su departamento de manera indefinida, aunque claro, en su sofá; hizo todo lo posible para que me sintiera cómoda en si sofá cama, así que dormí realmente como un bebé.

Sentarme de aquella manera fue un completo error, porque termina haciéndome peor, y a estas alturas no sé si es mejor ponerme de pie y correr al baño, aunque termine cayendo en el camino, o vomitar el sofá y tener que soportar mi propio olor a vómito todas las noches, agregando que soy yo quien tendrá que limpiarlo.

Mi estómago no me deja decidir, y termino pateando la manta lejos para poder correr hasta el baño. Tengo que admitir que tengo un poco de miedo, la última vez que me sentí mareada fue cuando terminé en el hospital… No fue agradable, no quiero que me vuelva a suceder.

Después de vaciar mi estómago, tomo una respiración profunda esperando que nada más salga de mi boca y queme mi garganta. Desde que me dio gripe a los 16 años que no vomitaba de esta manera. Me pongo de pie, bajando agua en el inodoro, y refresco mi rostro antes de lavar mis dientes y enjuagar mi boca.

Cuando digo que Chase se aseguró de hacer todo cómodo, no miento. Están acomodadas incluso algunas cosas que solo usaba cuando me quedaba con él, en aquellos tiempos en los que Stephanie no vivía aquí también. Es agradable, me produce un cálido sentimiento de nostalgia.

Salgo del baño, pasando una mano fría por mi rostro, y lejos de sentirme mejor, el aroma del desayuno hace que mi estómago se de vuelta nuevamente. Sin embargo, ya no hay nada allí que pueda vomitar, así que no hago más que arcadas discretas hasta que me acerco a la cocina, y decido que dejar de respirar por la nariz sería una buena solución.

—¡Riv, buenos días! —me saluda Steph, muy alegre. Está vestida con su ropa deportiva, lista para salir a correr como todas las mañanas, aunque esta vez no veo a su compañero de ejercicios, mi hermano, listo y a su orden para salir a correr—. Si buscas a Chase, él se quedará contigo esta mañana.

—Oh. —En realidad no quiero que se quede conmigo porque crea que lo necesito; él hizo suficiente dejándome quedar aquí, y no quiero romper su vida solo por un par de días—. Tengo que trabajar en un par de horas, y… ¡Mierda! No tengo mi laptop —me quejo, sentándome a la mesa y dejando caer mi cabeza sobre ella—. Los contratos, las cuentas, todo estaba allí… —Allí y en la que Eslay me dio para trabajar durante esos días.

Por lo general los sábados trabajo desde casa, pero recuerdo haber enviado todo a mi email antes de volver a las oficinas de Clifford Media. Tal vez pueda ir, solo por esta vez. Además de que sería una buena distracción por tener, y no estaría pensando todo el tiempo en mi horrible situación, en cambio, estaría concentrándome en buscar soluciones. Trabajar significa progresar, y si progreso conseguiré un aumento… ¿Es demasiado ambicioso pensar en eso cuando acaban de ascenderme no hace mucho? No, si me mantengo enfocada es normal.

—Puedes usar la mía, si quieres —ofrece Steph, dejando un plato con tocino, huevo revuelto y pan tostado, que me hace alejarlo de inmediato para que el aroma no se meta a la fuerza en mi nariz.

—Tengo el olfato sensible esta mañana —me excuso, explicándole la razón por la que, aunque no con mala intención, alejé su desayuno. Ella me sonríe comprensiva, y pronto ambas volteamos al sonido del bostezo de Chase mientras sale de la habitación.

Todavía luce muy cansado y sus ojos están un poco hinchados. Honestamente, la noche pasada ni siquiera me había fijado la hora hasta que llegamos aquí, y si después de que me durmiera él siguió despierto… Entonces eso quiere decir que durmió pasadas las 3 am. El hombre puede ser un santo cuando trata de compensar una idiotez que sale de su boca.

De un Mafioso | Clan Crawford #1Where stories live. Discover now