Capítulo 35

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—¡Devuélvelo! Todo.

—¿Por qué? Creí que te gustó.

—¡Así es, pero es de mala suerte! —explico vagamente—. Un embarazo no es seguro sino hasta el comienzo del segundo trimestre, y dicen que comprar cosas de bebé durante el primer trimestre es de mala suerte.

Eslay luce aliviado, y luego sonríe mientras cierra la distancia entre ambos, sujetando mi rostro pequeño entre sus grandes manos.

—No tienes que preocuparte por eso —me asegura—. No importa para mí, ¿y sabes por qué? Porque soy el hijo de perra más afortunado, y resulta que no dejaré esto al azar. Te protegeré con mi vida. Los protegeré a ambos, así que este bebé, nuestro bebé, estará siempre a salvo.

Lo observo. Solo lo observo mientras la seriedad y honestidad en su rostro y voz provocan que un cosquilleo se extienda desde mi pecho hacia la punta de los dedos de mi mano, casi con la necesidad de levantar la mano y acariciar su rostro; así que lo hago, mis dedos acarician su barba, comprobando que se siente pinchando en la yema de mis dedos, a la vez que se siente suave. Nuestros rostros terminan a escasos centímetros, nuestras narices casi tocándose, y mi corazón queriendo salirse de mi pecho.

—Estás muy callada. No es normal —murmura en un profundo y ronco tono, mientras sus ojos van desde los míos a mis labios, y viceversa.

—Solo estoy tratando de saber si lo dices honestamente, o solo quieres lograr algo.

—No podría hablar más en serio. —Una de sus manos baja hasta mi cintura, atrayéndome un poco más, pegando nuestros cuerpos, y, mientras miro sus ojos, no puedo evitar hacer nada para impedirlo—. River, toda mi vida creí que la felicidad estaría en un ángel, en una persona pura e inocente; me decía a mí mismo que no lo echaría a perder como mi padre lo hizo. —Acaricia mi mejilla con tanta ternura, que puedo sentir como sus dedos queman en mi piel—. Pero me equivoqué. No eres un ángel, mucho menos inocente, pero no hay maldad en ti; tienes algo especial… eres la persona cuyos demonios se entienden con los míos, y, a la vez, la única que podría encontrarles redención. —Sonríe, inclinando la cabeza hacia un lado mientras me quedo estática, y cuando no digo nada, Eslay agrega—: Tu sonrojo me dice que acabo de ser demasiado honesto.

Luego de sus palabras me vuelvo consciente del calor en mi rostro, sin embargo, no puedo decir nada para defenderme, ya que Eslay termina por unir nuestros labios. Un gemido de sorpresa escapa de mis labios antes de cerrar mis ojos y corresponder el beso, mientras mis brazos van alrededor de su cuello para atraerlo más, como si fuera posible. Las manos de Eslay se aferran con fuerza en mi cadera, y al igual que en mi rostro, siento cada uno de sus dedos quemando en mi cuerpo.

Me tenso, pero no de una mala manera, siendo seguido por un estremecimiento que hace mi piel erizarse. Entreabro mis labios, y eso es suficiente para que Eslay asome su lengua y acaricie mi labio inferior antes de adentrarse en mi boca; acepto el movimiento de su parte, profundizando el beso, mientras comienzo a sentir el aumento de calor por cada centímetro de mi cuerpo. En el momento en que nuestras lenguas se tocan, siento otra oleada de calor golpeándome, haciéndome gemir; pero es un calor diferente, se siente más ardiente que la anterior… concentrándose en un lugar específico de mi cuerpo.

Y justo en el momento en que todo comienza a escalar, que las manos de Eslay bajan a mi trasero, él simplemente se aleja, dejándome un poco abrumada y molesta.

—Tu vestido —murmura, comenzando a recuperar la respiración que perdió durante el beso.

—¿Qué?

—El vestido para la boda, te lo daré.

Ahora no solo estoy molesta, sino desconcertada. ¿Se detuvo solo para decir algo tan irrelevante en este momento?

De un Mafioso | Clan Crawford #1Where stories live. Discover now