Capitulo 29

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Mi corazón se acelera desde el comienzo de la tarjeta, hasta que leo la última palabra escrita. Puedo sentir como de a poco la desesperación y el miedo comienzan a apoderarse de mí. ¿Cómo sabe esta persona que solía hacerme llamar Queen? ¡Y Cassie!

No, no, no… No puede ser, nada malo le ocurrió, solo quieren asustarme, ¿cierto? No hay posibilidades de… ¡A la mierda!

Termino dejando dinero sobre la mesa, y me apresuro hasta el baño, donde Cassie dijo que estaría, mientras siento a mi acelerado corazón a punto de salirse por mi garganta. Abro la puerta y llamo su nombre con una nota de terror en la voz, y no obtengo respuesta, aunque golpeo la puerta de cada cubículo.

Vuelvo a llamarla, solamente para confirmar, y, por supuesto, ella continúa sin responderme, porque no está allí. Me apresuro a tomar mi celular y comienzo a llamarla en desesperación, pero el sonido de un celular sonando me hace dar un pequeño salto, siendo tomada por sorpresa. El ruido no viene de uno de los cubículos, sino que proviene de fuera de los baños, por lo que salgo del claustrofóbico lugar, siguiendo el sonido del celular.

Está específicamente sobre la mesa que adorna el final del pasillo de los baños, junto a un abundante potus. La pantalla titila mientras vibra y emite aquel sonido; me acerco a él y lo tomo, viendo en la pantalla una foto de ambas, en donde Cassie está besando mi mejilla. Mi corazón se detiene y una extraña respiración se exhala, junto a un pequeño sollozo.

Corto la llamada, tomando su celular también, y me apresuro fuera del pasillo, preguntándole al chico que me entregó el clavel y la tarjeta si aquel hombre se fue con alguna chica. Debe haber notado mi desesperación, pero finalmente me dice que no, que así como llegó solo, así se fue.

Salgo del restaurante con mis manos temblorosas, y corro hasta mi auto donde arrojo mis pertenencias en el asiento del acompañante en cuanto me siento frente al volante. Ajusto mi espejo retrovisor, y entonces, en cuanto miro por éste, me percato de que Axe está a solo unos autos detrás de mí.

Decido bajarme del auto y tratando de recobrar la compostura, arreglo mi vestido y doy pasos seguros hasta el auto, donde doy unos golpecitos en el vidrio del conductor y espero a que Axe se deje ver. La ventana baja lentamente, y el hombre me da un asentimiento a modo de saludo.

—Axe.

—¿Sí señorita Collins? —pregunta con cautela. Me inclino hacia él, apoyando un brazo en la hendidura del vidrio y le dedico una mirada seria—. ¿Sucede algo?

—Cassandra, mi amiga… —comienzo, no sabiendo realmente cómo preguntarlo—. ¿De casualidad no viste si salió en algún momento?

—¿La mujer que la acompañaba? —Aprieto mis labios y asiento, ya que la respuesta es obvia—. Puedo jurarle, señorita Collins, que el señor Crawford no tiene nada que ver en esta ocasión.

Suelto un jadeo incrédulo y mi mano libre vuela hasta su desalineada corbata, sujetándolo con fuerza para acercarlo un poco más hacia mí. Hay una mezcla de sentimientos peleando en mi pecho: molestia, angustia, nerviosismo, temor…

—¿Estás diciéndome que viste el momento en que se llevaban a mi amiga… y no hiciste nada al respecto? —pregunto con molestia, aunque no espero una respuesta de su parte, pues la mirada que me da es una confirmación suficiente—. ¡¿Por qué?!

—Mi trabajo es cuidarla a usted, mantener mi vista en usted, y protegerla a usted. Son órde…

Ni siquiera lo dejo terminar, pues mi mano sube a su garganta, y procuro clavar mis uñas en su nuez de adán, asegurándome de sostener su tráquea en el área correcta. Lo siento, y oigo, tragar grueso, y en parte eso me hace sentir satisfecha.

De un Mafioso | Clan Crawford #1Where stories live. Discover now