Capítulo 1

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No puedo decir que mi día haya sido de lo mejor, porque la realidad es que mi día, mi semana, y ahora tal vez mi año, son una completa mierda... Y eso que a penas y está comenzando. Sin embargo, tener a alguien furioso caminando de un lado al otro en tu sala, sobre todo si esa persona es tu mejor amiga... Sí, no ayuda que a tu vida mejore.

La llamé por ayuda, por socorro, ¡POR UNA PUTA BOCANADA DE "ESTOY CONTIGO, RIVER"! Sin embargo, no ha hecho más que gritarme, los vecinos han venido a decirme tres veces que mantengamos la voz baja, y la verdad es que justo ahora no necesito más que un abrazo. Pero de igual manera, Cassie es Cassie, y lo primero que hará antes de darme el abrazo que espero es marcarme mis errores. La conozco desde hace el tiempo suficiente como para saberlo, y estoy bien con eso; estoy acostumbrada.

-¡¿Cómo mierda sucedió?! -me grita mientras no para su andar, poniéndome los pelos aún más de punta. Y no dudo en hacerle saber que me molesta, lazando un almohadón en su dirección-. ¡Vamos, River, estoy siendo seria! -Su ceño se frunce aún más mientras se cruza de brazos.

-Bien, veamos, si necesitas que te haga un dibujo al respecto bien puedo hacerlo por ti. -Me pongo de pie y tomo la libreta con el bolígrafo que están en el mueble del televisor-. Ahora sí, esta es una vagina y este un pene -señalo, burlándome un poco de ella, que rueda los ojos-. Cuando el pene se mete en la vagina sin condón... -Golpea la libre, haciendo que esta caiga al piso y la mira con el ceño fruncido-. Eso no fue muy amable de tu parte.

Me vuelvo a recostar en el sofá y ella luce todavía más molesta que antes. La llamé, no porque necesitara una reprimenda o un consejo, sino porque necesitaba descargarme con alguien, y ella teniendo el título de mejor amiga debería cumplir con ese rol, ¿cierto? Soportar mis largos lamentos y cerrar la boca hasta que termine mi historia, pero, una vez más, ¡Ella es Cassandra! Y la paciencia y el buen oír no son sus virtudes principales.

Mientras le contaba casi le da un ataque de histeria (el cual sí le terminó dando); pero es que definitivamente esta vez metí la pata hasta el fondo, y tal vez más profundo. Creo que mi dedo gordo del pie está rozando el techo del infierno.

Eslay Crawford... No sé demasiado acerca del hombre, pero pregúntenle a Cassie y ella puede informarte muy bien al respecto. Después de todo, es la encargada de la sección policial en el periódico de Nueva York, y no hay periodista policial en todo el maldito estado que no sepa quién es él.

Las mujeres ignorantes del tema, como yo, podemos caer fácilmente detrás de ese acento y ojos bonitos; sonrisa deslumbrante y cuerpo de modelo. Las personas como Cassie, ya acostumbradas a desconfiar de todos y todo, bueno... Estoy segura de preferirían interrogarlo hasta la muerte hasta que confiese dónde enterró el tesoro.

¿Lo peor de todo? Ni siquiera me pude reír de sus expresiones mientras le contaba porque se supone que soy una mujer adulta, que el asunto de quedar embaraza de un mafioso es totalmente serio, y que definitivamente habría muerto antes de dar a luz, siquiera. Ni siquiera cuando le dije que es la primera persona en saberlo me dio una sonrisa. ¿Si está molesta? Oh, el diablo le temería en este momento; es más, ¿alguien puede ver su espíritu angelical ardiendo en llamas sobre su hombro justo ahora?

Suspira y se pone frente a mí. Cierra sus ojos con intención de calmarse, pero cuando los abre puedo ver que no ha funcionado para nada, ni siquiera sé porqué lo sigue intentando.

-Bien, por si te perdiste las clases de educación sexual, te explicaré una cosa -comienza, y aunque su tono condescendiente no me gusta, se lo concedo porque yo hice lo mismo con ella-. Hay diferentes tipos de métodos anticonceptivos. Los principales: condón y pastillas anticonceptivas; estos mágicos elementos se utilizan para evitar que el macho en busca de simple satisfacción preñe a la hermana estúpida que dejó de tomar la pastilla ¡hace tres meses, porque según ella no folla con nadie! -Puedo ver la vena en su cuello apareciendo justo en este momento, y cuando mi techo es golpeado una vez más, hace un pequeño ademán para tranquilizarse. Cuando vuelve a mirarme, me sonríe de una manera que, sí, no me agrada demasiado-. A veces hay errores en la matrix, y resulta que ninguna de estas dos cosas funciona. ¡Ah, pero entonces existe un plan b! -Alza sus manos como en un comercial de los años '80s y señala un producto invisible-. Le dicen la píldora del día después, ya sabes...

De un Mafioso | Clan Crawford #1Where stories live. Discover now