XLVII

2.1K 103 131
                                    

XLVII. Ranieri

ADVERTENCIA: Punto número uno, recuerden siempre que esto es solamente FICCIÓN.
Contiene lenguaje soez y escenas con descripciones explícitas no aptas para todo tipo de público. Una vez más, si esta clase de cosas no son de tu agrado, puedes dejar de leer y pasar al segundo apartado, donde la protagonista empieza a narrar. Evitemos problemas y recordemos siempre aprender a separar la FICCIÓN de la REALIDAD.

Un beso<3

Un beso<3

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Luciano

El contorneo de caderas es espectacular, en como se mueve de forma circular apollada de mis piernas con mi miembro en su interior.

Las tetas de tamaño mínimo pringan frente mis ojos, aunque el cuerpo de mi niña excita, ninguno como en de mi pequeña fiore.

Esas curvas, ese culo y esos pechos que me la ponen dura solo con pensarla.
Se hace la difícil, si antes me encendía cuando apenas era una niña sin atributos ni cuerpo desarrollado, ahora me tiene en llamas. Los años le favorecieron al punto de llevarme al borde de la locura.

Estoy enfermo... y lo reconozco, el verdadero problema es que no quiero curar esta enfermedad, no quiero dejar de pensarla y es porque no puedo.

Me enamoré de una niña de cinco años teniendo casi veintitrés años, podría hacerle un altar a la sexy ninfa en la que se ha convertido. Daría lo que fuera, pagaría lo que fuese necesario por tenerla una vez más en mi cama.
Tocando el escote y de los apetitosos pechos que muero por saborear, todas las veces que tuve el inocente sexo de mi flor en la boca... lo disfruté.

Su cuerpo se ha moldeado y ha sido diseñado para pecar.

La castaña que me monta como ninfómana gime y es porque yo mismo me he encargado de hacerla sentir así.
De entrenarla desde años atrás. Es mi creación... y de forma literal.

—¿Otra vez estás pensando en ella? —me recrimina. La conoce y la detesta porque el 90% de mi mente lo ocupa Grace y no ella.

—Te mueves espectacular, dolcezza... —tomo su barbilla haciendo que se incline para darme un beso.

—¿Qué le ves? Puedo hacer lo que quieras, estoy a tu disposición...

—Ibamos bien... —sonrío acariciando una de sus piernas.

—¿No te gusta lo que hago?

—Me fascina y por ello te pido que sigas, dolcezza... —apretujo uno de sus pechos.

—¿Me amas, papi? —me incorporo sentandome con sus piernas rodeandome. Acaricio su mejilla y la embisto con fuerza robándole un sonoro gemido.

𝐃𝐀𝐃𝐃𝐘 #𝟏 |njh| © Where stories live. Discover now