LXII

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LXII. "Saluda al diablo de mi parte"

CAPÍTULO FINAL

CAPÍTULO FINAL

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Niall

Las piernas comienzan a cansarse, mantengo en alto el arma pesada que no suelto ni cuando se me escapa el aire.

Elijah se dirige a mi derecha mientras concluyo el camino previamente recorrido.

Y no hay nada.

La madrugada nos toma en vela, este lugar y su inmensidad me tienen hastiado y desesperado al no encontrar ni un rastro de ella más que el de hace unas horas con las menores que nos dieron aquella escasa información.

Pero se que ella sigue aquí.

Si mi corazón late, significa que el de ella también lo hace.

Solo me repito a mi mismo, como si se lo estuviera diciendo de frente.

«Resiste, resiste, resiste...»

No me siento cansado, además del adormecimiento de mis piernas pues el invierno ha comenzado a reinar en esta zona del país mucho más temprano que en otras. Hay demasiado frío pero estoy tan caliente del enojo que eso no es impedimento para que siga avanzando.

—Que Alí vaya contigo, yo iré de este lado. —le hago saber al danés y este solo asiente dándome luz verde.

Camino, corro entre los largos corredores hasta que levanto el arma y encañono a la persona que se cubre los ojos en cuanto la ve. Levanta las manos y pide por favor que no le haga nada.

Es una mujer.

Pero no la que estoy buscando.

Inmediatamente la reconozco.

—¿Ofelia? —ella me mira y se incorpora temerosa.

—Niall...

—¿Dónde está?

—Yo...

—¡¿Dónde está Grace?! —la desesperación es palpable. Cada minuto perdido cuesta, cada segundo lo hace si no voy por ella en este momento.

—No lo sé. —se le empañan los ojos—. Hace días que no se de ella.
Solo pude verla una vez y fué porque el señor Cavill me lo permitió. Estaba muy enferma, la fiebre incluso le llegó a los cuarenta grados, teníamos que hacer algo y... al día siguiente, Dalila se la había llevado de nuevo a la mazmorra.
La señora Nancy no me permitió nisiquiera...

—¿Henry? ¿Nancy? ¿Ellos son parte de esto? —mi termómetro de cabreo no da para más y explota.

—Así es. Esos malditos la han torturado, no tienes idea... no sabes como la trataron... —llora desconsoladamente aferrada al vestido que porta—. Me la rompieron... —gruñe con odio—. Era mi niñita... —no me queda mas que apretujar los dientes en busca de una pizca de autocontrol.

𝐃𝐀𝐃𝐃𝐘 #𝟏 |njh| © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora