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Octubre 20, Otoño de 1999
Narrador omnisciente
Las hojas entintadas de color anaranjado adornan las calles bajo el lluvioso cielo gris.
Con la última esperanza, Marie asomaba la cabeza a través del umbral expectante a que la sorpresa que le tenía preparada a su hijo menor, llegase pronto.
Maxim y Catherine cumplían su primer año como marido y mujer aquella tarde de octubre, donde los aires gélidos de Halloween se respiraban en cada esquina. La cena estaba lista, los invitados pasaban a la mesa, y consigo la pareja quienes no dudaron en aceptar una foto familiar junto a los hermosos mellizos de apenas dos años de edad.
Revoltosos, inteligentes, ingeniosos... y con aquellas miradas y angelicales rostros que roban suspiros.
—Ven aquí, cielo. —Catherine levanta en brazos al pequeño Shane mientras que la hermosa nena de ojos verdes le extiende los brazos a su abuelo Efraín quien la toma y la carga gustoso llenando las sonrosadas y regordetas mejillas de besos.
—¿Me amas? —Efraín le cuestiona a Grace haciendo un puchero con el labio inferior. Si bien es notable el aura intimidante del hombre, se sabe que sólo sus nietos logran sacar aquella ternura que en el fondo de su corazón, sabe que oculta. Grace y Shane son sus únicas debilidades notorias, al igual que sus hijos, sin embargo, el Francés tenía una simple adoración hacia su nieta que nisiquiera su misma esposa podía comprender.
Grace asiente y se cuelga del cuello de su abuelo besando su mejilla en repetidas ocasiones. La barba prominente de Efrain pica en su delicada piel pero eso a ella no le importa. Adora demasiado a su abuelo como para que algo como eso robe su atención.
Marie entra con las energias al mil por hora, toma una copa y un pequeño tenedor tintineando el oro chapado del cubierto contra el cristal de la copa.
—¡Atención! —todos guardan silencio. Marie comienza con el discurso hacia Maxim y que le hace un enorme placer que su hijo comience a crecer en el mundo de los negocios. Cuanto lo ama y expresa su cariño hacia Catherine y los mellizos—... es por eso, que hoy te tengo una muy buena sorpresa, cariño. Para toda la familia, pero estoy segura, que más para ti...
Maxim frunce el ceño divertido, ansioso por saber de que se trata.
Marie se aparta de la puerta mirando fijamente hacia la entrada.
La sonrisa de Catherine se borra en cuestión de microsegundos cuando aquella figura intimidante de casi dos metros atraviesa el umbral entre las exclamaciones de felicidad y sorpresa por parte de toda la familia. Tíos, parientes lejanos, sobrinos... Maxim se apresura estrechando a su hermano entre sus brazos.
