Capítulo 1

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Coraline Harper, también conocida como Cora Harper, o Lina Harper —aunque este último apodo solo lo utiliza su madre, Tara—, despierta con un sobresalto en su cama, incorporándose rápidamente, sentándose. Su cabello taheño cae en suaves ondas por su espalda. Nota la boca seca, y las manos y piernas agarrotadas. Posa sus ojos cerúleos en sus claras manos. Están temblando. Nuevamente, ha tenido una pesadilla. Una de esas horribles pesadillas de las que siempre quiere despertar, pero nunca consigue. Llevan atormentando su sueño desde hace diez meses, cuando su madre, le dijo que sufría de un trauma psicológico.

Cora sufre de TEPT —más conocido como Trastorno de Estrés Post Traumático— debido a un asalto sexual que sufrió a los quince años.

La muchacha de veintinueve años suspira pesadamente, intentando desviar su atención lejos de sus dolorosos recuerdos. Había mejorado considerablemente desde que detuvieron a Joe Miller en septiembre del año pasado, pero sus síntomas han vuelto a acrecentarse de forma exponencial. Probablemente, deduce ella, se deba a que el juicio en su contra está a punto de celebrarse, y aquello la desestabiliza. Notó entonces (en el transcurso de la investigación) al igual que ahora, que algo en el marido de su buena amiga, Ellie, le provocaba los ataques de ansiedad, y se pregunta si tendrá algo que ver en ellos. Quizás algo en su persona le recuerda a su atacante, pero no puede estar segura.

Aún intenta recomponer las piezas que faltan en su memoria, pues cuando fue víctima de ese ataque, quedó prácticamente catatónica. Fue llevada por su madre a una psicóloga, quien colocó lo que ella denominó «fuertes mentales» para aislar su mente del trauma. Es por eso por lo que, incluso hoy en día, está luchando por dar un sentido a esos recuerdos.

Cuando sus fosas nasales captan el olor a café recién hecho, las comisuras de sus sonrosados labios se elevan en una suave sonrisa: su madre está despierta. Tras desperezarse, realmente sintiendo que ha descansado lo suficiente, posa sus ojos en el despertador, y éstos por poco se le salen de las órbitas al ver la hora: ¡llega tarde al trabajo!

Se destapa y sale de la cama casi escopeteada. Apenas hace cinco días —el 2 de mayo— que la han ascendido a sargento, y no quiere que la confianza que se ha depositado en ella se desmorone como un castillo de naipes. Tiene mucho trabajo por delante, y más le vale empezar con buen pie. Ahora que no tiene a su inspector y buen amigo, Alec Hardy, al mando para guiar sus pasos, admite que echa de menos ese anterior orden en su mundo, aunque por suerte, él sigue ayudándola incluso fuera del servicio activo. Aceleradamente, la ahora no tan novata pelirroja, se da una ducha en el aseo colindante a su habitación, vistiéndose con su habitual atuendo de trabajo. Tras colocarse la ropa interior, se abotona la camisa blanca, al igual que la chaqueta de color azul marino oscuro. Comprueba que los pantalones lisos del mismo color que la chaqueta estén impolutos y sin una mancha, y, por último, se coloca las medias color beige y sus queridos zapatos negros de tacón. Toma su bolso, se peina esa melena cobriza en una cola de caballo, y baja las escaleras de la casa de su madre.

La sala de estar está iluminada por la luz natural que entra por las ventanas, con los muebles de madera caoba siendo iluminados por los leves rayos del sol. Las lámparas de luces LED cálidas están apagadas. El sofá de color crema está lleno de cojines en tonos terrarios, y frente a él, una mesita de café, con múltiples flores encima, mientras que, a su lado, en el revistero, hay multitud de prensa y revistas del corazón. Frente a la mesa está la televisión, sobre un mueble color caoba. Están dando las noticias del día. A la izquierda de la mesita de café, se encuentra una alta estantería, rebosante de libros que versan sobre distintos temas, aunque en su mayoría se centran en investigaciones policiales y relojería. El suelo está recubierto por una moqueta sencilla de color gris claro, y las paredes de madera oscura dan un toque rústico a la estancia.

La Verdad tras la Justicia (Broadchurch)Where stories live. Discover now