Capítulo 21

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El amanecer llega a Broadchurch con presteza ese lunes 21 de mayo. El juicio contra Joe Miller se reanudará entonces, y los tres agentes de policía se han personado allí. Como ya va siendo habitual, Cora ha recogido a Alec en su casa y lo ha acercado con su coche al juzgado de Wessex, mientras que Ellie ha llegado allí con su propio vehículo. El trío de amigos se ha reunido en el aparcamiento, con el escocés aun ajustándose correctamente la corbata. Ellie, quien aún tiene ojeras bajo los ojos al haber tenido que conducir hasta Broadchurch la noche anterior, llegando a su casa alrededor de las 03:15h, reprime un bostezo, tapándose la boca con la mano derecha.

—Me he pasado toda la noche conduciendo, y no ha dicho ni una palabra —le espeta la castaña a su superior con un tono ligeramente molesto—. ¿Qué le preocupa?

—Ricky Gillespie —sentencia el escocés en un tono sereno, bajándose el cuello de la camisa una vez se anuda correctamente la corbata—. ¿Por qué un padre no querría que se reabriese la investigación sobre la muerte de su hija?

—Eso sería preocupante —intercede Lina, asintiendo con la cabeza—. Porque significaría que Lee Ashworth ha dicho la verdad todo este tiempo...

—Sí, Cora —afirma su inspector en un tono algo pesimista—. Y también significaría que he estado equivocado —nota al momento un amistoso apretón en su mano derecha, y una leve sonrisa aparece en sus labios: son esos pequeños gestos de su querida novata los que lo ayudan a calmar sus pensamientos. No es excesivamente intrusiva en sus muestras de apoyo o cariño, y es lo que necesita en este momento.

Los ojos castaños de Ellie, que se han entrecerrado al contemplar tal gesto tierno entre sus amigos, se abren de pronto, pues ha recordado algo de suma importancia. Rápidamente le propina un golpecito en el antebrazo izquierdo al taciturno inspector, quien gira su rostro para observarla.

—Oh, Dios, olvidé decíroslo —comienza, antes de hablar rápidamente, deseando comunicarles esta información lo antes posible—. Cuando Claire y yo salimos a tomar algo, miré su móvil. El que usted le dio.

Empiezan a bajar las escaleras que conducen al juzgado.

—¿Sí? —Alec la anima a continuar.

—Primero todas las búsquedas en internet eran sobre Lee —continúa la exsargento de cabello castaño—: «Lee Ashworth, culpable», «Lee Ashworth, colgante». Es raro.

—¿Y lo segundo? —interviene Coraline con curiosidad, caminando al paso de sus amigos.

—Solo tenía dos números en el móvil —responde Ellie—. El primero era el del Inspector Hardy, y el segundo no lo reconocí —añade, rememorando los eventos de aquella noche tan extraña, mientras atraviesan las puertas del juzgado—. Lo copié en mi móvil —saca dicho teléfono para demostrarles a sus amigos la veracidad de sus palabras, enseñándoles la pantalla. Tras pasar el control de seguridad, prueba a llamar a ese número, escuchando el tono de llamada—. Nada. Solo suena —sentencia Miller con un tono claramente decepcionado, colgando el teléfono en un gesto hastiado.

—Ya habrá forma de comprobar quién es su destinatario, Ell —sentencia Coraline en un tono amigable, recogiendo sus pertenencias de la bandeja del control. Por una vez, no se ha puesto a pitar como loco.

—Espero que tengas razón, Cora —sentencia Ellie con una sonrisa, guardando su teléfono tras dejarlo en silencio.

—Apresurémonos: llegamos tarde —intercede Alec, aligerando sus pasos hacia las escaleras del primer piso, con sus dos amigas casi pisándoles los talones. Entran a la sala del juzgado número uno tras unos segundos, encontrando sus habituales sitios aún vacíos, por lo que proceden a sentarse en ellos.

La Verdad tras la Justicia (Broadchurch)Where stories live. Discover now